Un grupo de científicos en China ha logrado modificar gusanos de seda para crear una forma innovadora de seda de araña. Sorprendentemente, este nuevo material es seis veces más resistente que el Kevlar, la sustancia que protege a las personas que llevan chalecos antibalas. 

Los investigadores utilizaron una técnica de vanguardia llamada edición genética CRISPR-Cas9, junto con microinyecciones, para introducir genes de la proteína de la seda de araña en el ADN de los gusanos de seda. Este método permite a los científicos editar con precisión el código genético de los gusanos.

"Recuerdo aquella noche vívidamente, pues la emoción no me dejaba dormir", ha dicho en un comunicado de prensa Junpeng Mi, primer autor del estudio y doctorando de la Facultad de Ciencias Biológicas e Ingeniería Médica de la Universidad de Donghua.

Las fibras sintéticas tradicionales, como el nailon, no sólo se fabrican a partir de combustibles fósiles, sino que también contribuyen a la contaminación de microplásticos en el medio ambiente. 

Hace tiempo que los científicos están intrigados por la seda de araña como alternativa sostenible. Sin embargo, los intentos anteriores de producir seda de araña artificialmente se esforzaron por añadir capas protectoras "antienvejecimiento" de glicoproteínas y lípidos, que permitirían al material resistir factores como la humedad y la luz solar.

El equipo de investigación abordó este problema modificando genéticamente los gusanos de seda, que ya cuentan con una técnica bien establecida para la producción de seda.

"La seda de gusano de seda es actualmente la única fibra de seda animal comercializada a gran escala, con técnicas de cría bien establecidas. Por consiguiente, el empleo de gusanos de seda modificados genéticamente para producir fibra de seda de araña permite una comercialización a gran escala y a bajo coste", ha explicado Mi.

Además de su impresionante resistencia, la seda de araña podría utilizarse en diversas aplicaciones prácticas.

"Este tipo de fibra puede utilizarse como sutura quirúrgica, para atender una demanda mundial que supera los 300 millones de intervenciones anuales", ha afirmado Mi.

Además, el material tiene usos potenciales en ropa más cómoda, chalecos antibalas innovadores e incluso en materiales inteligentes utilizados en tecnología aeroespacial y militar.