Los seis Mossos condenados este lunes por una agresión racista en el 2019 contra un joven negro en el Bages serán expulsados del cuerpo en los próximos días. Así lo ha asegurado el director general de Policía, Pere Ferrer. La inhabilitación incluida en la sentencia comporta, automáticamente, la pérdida de la condición de funcionario.

En la primera sesión del juicio, celebrado este lunes, los policías reconocieron los hechos en un acuerdo que les permitirá evitar la cárcel. Acusación particular y fiscalía pedían penas entre cuatro y seis años de privación de libertad. Por último se les ha rebajado a un año, que evitarán participando en un programa de igualdad de trato y no discriminación.

Los seis agentes del Área Regional de Recursos, ARRO, de los Mossos d’Esquadra han admitido durante el juicio celebrado en la Audiencia de Barcelona haber golpeado, escupido, insultado y amedrentado con un disparo al aire a un joven de Manresa, en el Bages, durante un desahucio en el mes de enero de 2019.

Wubi, la víctima, fue agredida en Sant Feliu Sassera. Allí recibió golpes e insultos como “negraco de mierda”, “mono” o “mierda humana”, entre otros. El joven de Manresa pudo grabarlos con su teléfono y tras lo ocurrido presentó una denuncia por agresión racista.

El comisario jefe de los Mossos envía una carta donde califica de "vergonzosos" los insultos racistas de un agente

Ahora, cuatro años después, los seis agentes han sido condenados por un delito contra la integridad moral con la agravante de racismo, menos uno de ellos, y de un delito de lesiones, a un año de prisión del cual podrán librarse a cambio de participar en un programa de Igualdad de trato y no discriminación. 

La condena también señala que los agentes tendrán que indemnizar a la víctima con 80.000 euros y no se podrán acercar a menos de 500 metros durante cuatro años. Asimismo, se les ha impuesto una inhabilitación de seis meses y una multa de 300 euros.

SOS Racisme en contra de la condena

Entidades como SOS Racisme han sido muy críticas con el caso ya que, desde que ocurrieron los hechos, los agentes han continuado en activo, a pesar de que se les cambió de destinación. En calidad de entidad representante de la acusación, SOS Racisme solicitaba que los agentes fueran condenados por delitos de tortura y delitos de lesiones, ambos con agravantes de racismo y abuso de autoridad. 

No obstante, el juicio ha finalizado este lunes y la entidad ha reconocido que el proceso judicial ha sido complicado para la víctima. "Era una situación muy delicada en la cual llevamos un proceso muy largo con muchas trabas a nivel procesal", ha explicado la abogada de la acusación Lorena Antón en un comunicado. 

"La víctima ha decidido acabar hoy el procedimiento y no continuar esperando un posible recurso de la sentencia", ha dicho, para después añadir que eso no significa que estén "de acuerdo o satisfechas con la pena impuesta".