La tragedia vuelve a cebarse con Libia: el ciclón podría cobrarse 20.000 víctimas en un país marcado por la guerra y el desgobierno

Ciudadanos buscando gente bajo los escombros que ha dejado el ciclón Daniel tras su paso por la ciudad de Derna (Libia).
Ciudadanos buscando personas desaparecidas bajo los escombros que ha dejado el ciclón Daniel tras su paso por la ciudad de Derna (Libia).
AP
Ciudadanos buscando gente bajo los escombros que ha dejado el ciclón Daniel tras su paso por la ciudad de Derna (Libia).

Las desgracias nunca vienen sola, y Libia lleva más de una década sufriendo una detrás de otra. La guerra, el desgobierno, los intereses de otros países... y ahora las inundaciones. El pasado domingo el ciclón Daniel tocó tierra en el noreste del país magrebí, tras haber causado destrozos al otro lado del Mediterráneo. El temporal rompió varias presas, provocando que la catástrofe fuera todavía mayor. Este jueves el alcalde de la ciudad de Derna, Abdulmenam al Gaizi, ha reconocido que las muertos (más de 6.000 confirmados) podrían aumentar hasta los 20.000, a tenor de los desesperados trabajos de búsqueda de miles de personas todavía desaparecidas.

Al Gaizi ha explicado que estos cálculos derivan de los enormes daños registrados en varios barrios de Derna, que ha sufrido la práctica destrucción del 25% de la ciudad, antes de incidir en que la interrupción de las comunicaciones está dificultando las tareas de búsqueda y rescate. 

Los trabajos de búsqueda y rescate continúan en la ciudad y otras localidades afectadas, donde alrededor de 34.000 personas se han visto desplazadas a causa de las inundaciones, incluidas 30.000 en Derna, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

El país está dividido en dos Gobiernos, lo que complica conocer las cifras oficiales de la catástrofe. Hasta el momento, las autoridades asentadas en el este del país han cifrado en al menos 5.200 los fallecidos, si bien fuentes del gobierno de unidad de Libia, con sede en la capital, Trípoli, han elevado a 6.000 las víctimas mortales.

En este sentido, el ministro de Aviación Civil de las autoridades orientales, Hichem Chiuat, manifestó el miércoles que las aguas en la costa de Derna "traen constantemente decenas de cuerpos" de personas arrastradas al mar Mediterráneo por la súbita inundación.

Según Matthieu Chantrelle, responsable adjunto de programas para Libia de Médicos Sin Fronteras, la ciudad de Derna está separada en dos y la primera necesidad es la gestión de los cadáveres: "Hay una gran necesidad de bolsas mortuorias. También hay que ocuparse de los heridos, de los primeros auxilios, de que reciban tratamiento. Y parece que hay una gran carencia en materia de salud mental. Con la información de que disponemos, no hay agentes que se ocupen de ello".

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha afirmado este jueves que "la mayoría" de las víctimas mortales podrían haberse evitado si el país contara con un servicio meteorológico funcional que emitiera alertas ante riesgos naturales. "Las autoridades de gestión de emergencias podrían haber llevado a cabo una evacuación y se podrían haber evitado la mayoría de las víctimas", ha sostenido el secretario general del organismo, Petteri Taala, que ha resaltado que "las consecuencias económicas no se pueden evitar totalmente, pero se podrían haber minimizado".

Son más de 5.200 los muertos y 10.000 los desaparecidos en Libia tras las riadas causadas por el paso del ciclón 'Daniel'. El país vive una pesadilla que ha caído del cielo.

Asimismo, el alcalde de Derna ha manifestado en declaraciones concedidas a la cadena de televisión Al Arabiya que la presa de la ciudad, que reventó poco después de que otra situada río arriba se derrumbara por la presión del agua, llevaba sin mantenimiento desde 2008 a causa de la crisis política.

Más de una década de conflicto

Libia vive desde el año 2011 una situación de caos continuo. Cuando los levantamientos populares de la Primavera Árabe llegaron a Libia desde su vecina Túnez, se desató una guerra contra el coronel Muamar el Gadafi, en el poder durante 42 años. La represión contra las protestas del Gobierno libio hicieron que la OTAN decidiera intervenir y ayudar a los disidentes. Gadafi fue finalmente asesinado a golpes y pedradas por una turba de ciudadanos mientras trataba de huir del país.

El derrocamiento del dictador no fue ni mucho menos el final del conflicto. Los grupos armados en Libia se multiplicaron y fueron ganando poder por sus vínculos tribales y económicos, hasta hacerse con el control de territorios específicos y actuar como poderes fácticos.

Los islamistas ganaron las elecciones de 2012 y dos años después, el mariscal libio Jalifa Haftar, al frente del Ejército Nacional libio, decidió dar un golpe militar para sacarlos del poder. Dos meses después, unas nuevas elecciones dieron la victoria a los aliados de Haftar, por lo que los islamistas impugnaros los resultados y la división del país se hizo más evidente. Dos Gobiernos funcionaban entonces en el país: Haftar se quedó en el este, en Tobruk, y las facciones islamistas se quedaron en la capital, Trípoli. 

En 2016 la ONU se involucró en el conflicto y auspició el Acuerdo Político libio, creando un Gobierno liderado por Fayez al Sarraj. Pese a la intervención de la ONU, lo cierto es que los actores internacionales están divididos en sus apoyos, complicando todavía más la resolución del conflicto. El país cuenta con las mayores reservas probadas de petróleo del continente, tiene importantes yacimientos de gas natural (incluidos los encontrados en el mar Mediterraneo) y se ha convertido en una de las rutas migratorias hacia Europa más usadas. La Unión Europea, Catar o Turquía apoyan el Gobierno auspiciado por la ONU, mientras que Francia, Estados unidos (durante el mandato de Trump), Emiratos Árabes Unidos, Egipto o Rusia (con una fuerte presencia del Grupo Wagner) se han decantado por Haftar. 

En el año 2020 se firmó un alto el fuego con el objetivo de poner en marcha un proceso de unificación. En 2021 se hizo con el poder el Gobierno de transición cuyo objetivo era crear las condiciones para realizar unas elecciones en todo el país. Desde entonces Abdul Hamid Dabaiba es el primer ministro y Mohamed Menfi el presidente. Con todo, la falta de acuerdo sobre el proceso electoral ha enquistado el conflicto. Los combates entre facciones continúan y el país se ha convertido en un Estado fallido donde proliferan los grupos extremistas y el trafico de personas. 

Según Amnistía Internacional, las milicias, grupos armados y fuerzas de seguridad han sometido a detención arbitraria a miles de personas: "Decenas de manifestantes, profesionales de la abogacía, periodistas, personas críticas y activistas fueron detenidos y sometidos a tortura y otros malos tratos y desapariciones forzadas". Además, varias organizaciones han denunciado las condiciones de los centros de refugiados en Libia y la labor de los guardacostas.

Este jueves, el alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk, ha pedido a los políticos de Libia que superen los bloqueos y divisiones para garantizar juntos el acceso de la ayuda a la población damnificada por el ciclón. "Este es un momento para estar unidos en torno a un propósito: todos los afectados deben recibir ayuda, sin tener en cuenta ninguna afiliación", pidió Türk.

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