Los musulmanes han dejado una huella imborrable en la Península Ibérica, que fue su casa durante ocho siglos. No solo su cultura o sus arquitecturas forman parte de las vidas de los españoles, sino también en nuestro lenguaje y en los propios apellidos. 

Albaricoque, tambor, zanahoria, aldea, almacén, taza, jarra... son algunas de las palabras que hemos adoptado de los 'moriscos', los descendientes de los musulmanes españoles del al-Ándalus forzados a elegir entre la conversión al catolicismo o el exilio.

Sin embargo, los apellidos —que empezaron a usarse para diferenciar a las personas más allá de su nombre propio y que reflejan su vínculo a un lugar o a una familia concreta— también fueron heredados de nuestros antepasados musulmanes. Muchos de ellos son muy comunes en España, aunque hay otros que se han quedado en desuso y están desapareciendo.

Estos son los 20 nombres de niña más bonitos del mundo, según la ciencia

Apellidos comunes de origen árabe

Hay decenas de apellidos que provienen de los árabes y son muy frecuentes en España. Pérez o García son un ejemplo de ello y que pocos saben que sus orígenes se encuentran en los musulmanes, por lo que es muy probable que en su árbol genealógico alguna rama conecte con el mundo árabe.

Una característica muy común para reconocer un apellido árabe es que comience por 'Al'. Es el caso de Almeida ('la meseta'), como el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida. También ocurre lo mismo con Alcalá ('castillo pequeño'), Alcázar ('la fortaleza') o Alcaraz ('el cerezo'), apellido del tenista español Carlos Alcaraz.

Hay otros muchos apellidos que tienen sus orígenes en la lengua de los árabes. Estos son los más comunes: