La radio es todo lo que no cabe en un 'tuit'

Isabel Ordaz en Hoy por Hoy con José Luis Sastre

"La comedia de situación ha desaparecido. Sé de lo que hablo porque he estado tres años haciendo comedia de situación. Pero luego ya, cuando cambió la cosa, ya no era comedia de situación. Todo estaba fundamentado en que la frase tenía que ser ocurrente, ingeniosa.. El ingenio mata la comedia", explica Isabel Ordaz en Hoy por Hoy de la Cadena SER.

Entonces, José Luis Sastre, al quite, subraya y repregunta con su curiosidad incesante: "¿Por qué mata el ingenio la comedia?". Ordaz contesta, contundente: "Porque (el ingenio) es demasiado rápido, la comedia necesita muchísimo tempo situacional", y añade: "El efecto de la comedia no está en decir algo estrambótico". La actriz está hablando de risas y, a la vez, nos está retratando a todos. Porque este giro de guion no sucede sólo en la comedia, la peliaguda instantaneidad de la viralidad está contagiándose en la manera de narrar historias desde los medios de comunicación.

Ahora, desde la tele, la radio e incluso desde los documentales, da la sensación de que se priorizan personas con la frase "mordaz" que es fácil de compartir en redes, aunque no se ajuste del todo a la verdad y a los matices que hacen realmente grandes las historias. Estamos rodeados de chascarrillos demagogos y efectistas listos para ser "retuiteados", "posteados", "compartidos" y sumar muchos "likes". Estribillos que caducan tan velozmente como resuenan en nuestras cabezas, pues sólo son un golpe de atención. Y ya.

Nadie recordará a las estrellas de hoy: la memoria cada vez más frágil de la fama

Porque un documental es todo lo que no cabe en un tuit. Porque la radio es todo lo que no cabe en un tuit. Porque la tele es todo lo que no cabe en un tuit. Porque la comedia es todo lo que no cabe en un tuit. La elaboración en el rigor del detalle, la inspiración del contexto y la alegría de la complejidad es lo que diferenciará siempre a los medios tradicionales del breve trending topic. La buena historia no se queda en la simplista frase ingeniosa obsesionada con cazar el aplauso ególatra, la buena historia, la historia que trasciende, ensambla los rincones de la vida. Aunque, con las prisas, parezca que se nos esté olvidando.