Entrevista

Irene Montero: "Como ministra y feminista, debo llamar a las cosas por su nombre: un beso no consentido es violencia sexual"

Entrevista a Irene Montero.
Entrevista a Irene Montero.
Jorge París
Entrevista a Irene Montero.

Irene Montero (Madrid, 1988) fue una de las primeras figuras públicas en condenar el beso no consentido que el ahora inhabilitado presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, dio a la jugadora de la Selección Jenni Hermoso nada más ganar el Mundial de fútbol. Para la ministra de Igualdad en funciones, lo que pasó fue un acto de "violencia sexual". Y, según asegura, la reacción de condena que se ha sucedido después es un hito comparable a las movilizaciones que se produjeron para protestar por la condena a La Manada en 2017 o con el asesinato machista de Ana Orantes. "¿Qué está pasando? El feminismo", dice en esta entrevista con 20Minutos, en la que también censura sin paliativos el discurso que dio el propio Rubiales el viernes y en la que celebra que la sociedad haya dicho "basta".

Usted fue una de las primeras autoridades en pronunciarse contra Rubiales, ¿esperaba su dimisión? ¿Qué le pareció el discurso que pronunció el viernes?El discurso avergonzó y llenó de indignación a toda nuestra sociedad, fundamentalmente porque muchas mujeres pudieron recordar la reacción que seguramente hayan visto cuando han sido víctimas de un beso no consentido, de un tocamiento no consentido o de una situación de acoso sexual en el trabajo. Esa forma de culpabilizar a la víctima, de decir que fue consentido cuando la propia jugadora está diciendo alto y claro que no lo fue. Es intentar situar el foco en la víctima y escrutar su actitud. ¿Cuántas veces muchísimas mujeres, ante una situación así, han escuchado lo de que si de verdad fuera para tanto habrían denunciado? O decir que no ha sido para tanto si ella está feliz disfrutando de sus vacaciones. Asegurar que en realidad ella quería, que está mintiendo. Es un discurso machista que normaliza las violencias sexuales, especialmente las de menor intensidad, y que trata de cuestionar la posición de la víctima. Es a eso a lo que nuestra sociedad ha dicho basta.

El presidente de la Real Federación Española de Fútbol también anunció que tomaría medidas legales contra usted, contra Pablo Echenique o Yolanda Díaz.
Tiene derecho a emprender las acciones legales que considere oportuno. Mi obligación como ministra, mujer y feminista es llamar a las cosas por su nombre: un beso no consentido es violencia sexual. En este caso, con esta repercusión pública, a Rubiales lo han inhabilitado temporalmente, pero otros muchos besos no consentidos seguirán quedando impunes y la lucha del movimiento feminista es evitarlo. Otra cosa que me parece fundamental es que, en este caso, Jenni Hermoso, pero también todas las mujeres que hayan sufrido situaciones similares, deben saber que no están solas y que las instituciones están para protegerlas. Porque eso ha sido también la lucha del movimiento feminista con movimientos como el Me Too o el Cuéntalo: pasar de que las violencias sexuales sean algo que las mujeres vivimos con culpa y en soledad a que haya un relato público de que son una realidad estructural.

¿Es más importante la posible marcha de Rubiales o el movimiento que se ha generado pidiéndola?Hay un clamor en la sociedad y es que tiene que haber una respuesta ejemplar. El señor Rubiales debería haber dimitido. No puede seguir en el cargo. Ya no solo por el beso no consentido, sino también por sus declaraciones. Que se exija esa respuesta es una muestra de la transformación profunda de nuestra cultura y de nuestra sociedad, que está mucho más avanzada que los sectores más reaccionarios y que algunas de sus instituciones. Se ha de exigir por Hermoso, pero también por otras muchas mujeres que han vivido situaciones semejantes. Según la macroencuesta realizada en 2019, una de cada dos mujeres ha sufrido algún tipo de violencia machista a lo largo de su vida. Además, solo un 8% de las mujeres que sufren una violencia sexual la denuncian y en un tercio de los casos hay una condena para el presunto agresor.

Además del comunicado hecho público por la jugadora, hubo decenas de muestras de apoyo de otras tantas. ¿Puede generarse un movimiento ‘me Too’ en el fútbol femenino?Ya hemos visto a lo largo de estos últimos años cómo progresivamente se han generado movimientos de visibilización y denuncia. Creo que esto ha trascendido el ámbito deportivo y que es, al igual que lo fueron las movilizaciones contra la sentencia de La Manada o el caso de Ana Orantes, un momento en el que la sociedad reflexiona, toma conciencia y eso sirve para que avancemos todas.

Cuando ocurrió, no todo el mundo hablaba del beso no consentido o se hacía desde la anécdota, ¿qué ha ocurrido en estos cinco días para que haya habido esta contestación social?Precisamente esa toma de conciencia. Como las violencias sexuales están tan enormemente normalizadas e invisibilizadas, a veces cuesta llamarlo por su nombre, pero hay momentos en los que se toma conciencia y este es uno de ellos. También de que el consentimiento debe ser el centro de las relaciones afectivas y sexuales, como ha quedado recogido en la ley del ‘solo sí es sí’. 

Usted habla de "violencia sexual" y Rubiales, de "un gesto entre amigos" o un "piquito consentido". ¿El beso es punible o solo reprobable?Lo que dice la ley es que todo acto sexual sin consentimiento es una agresión sexual y, evidentemente, en función de la intensidad de esa violencia se establecen distintas penas, que no solamente tienen que ver con la privación de la libertad. En la ley del ‘solo sí es sí’ hay castigos como la inhabilitación profesional o la imposibilidad de que, si un agresor es condenado, pueda trabajar con niños y niñas durante muchos años. Pero se ha de dejar claro que las violencias sexuales no se enfrentan solo ni fundamentalmente a través del Código Penal. Por supuesto que el Código Penal tiene que ser feminista y reconocer que todo acto sexual sin consentimiento es una agresión sexual, pero ha de haber un despliegue de obligaciones por parte del Estado para garantizar los derechos de las víctimas; una Justicia especializada; o formación en todos los ámbitos de la sociedad. España ratificó en 2014 el Convenio de Estambul y tiene una legislación vigente que obliga al Estado a proteger a todas las mujeres que son víctimas de violencias sexuales.

Decía usted que antes estos besos y tocamientos eran normales y cotidianos, ¿qué ha cambiado para que se denuncie y se visibilice? ¿Qué hubiera pasado hace cinco o diez años?Ha pasado el feminismo, que lo está cambiando todo. Hace no tantos años nuestra sociedad normalizaba e incluso legitimaba las violencias machistas. Hay una frase de un anterior delegado del Gobierno contra la Violencia de Género que contaba cómo muchas mujeres le decían hace no tantos años que su marido les pegaba "lo normal". ¿Qué ha pasado en estos años para que vayamos progresivamente luchando contra las violencias machistas? El movimiento feminista. Mujeres que cuando nadie llamaba a esas conductas violencia sexual, estaban ahí con sus pancartas apoyando a las víctimas.

¿No es significativo que, con todas las polémicas que han acompañado a Rubiales, sea ahora cuando está más contra las cuerdas?No necesito valorar otras polémicas del señor Rubiales. Lo cierto es que todo el mundo, no solamente en España, ha podido ver ese beso no consentido y que ante eso la sociedad está exigiendo una respuesta ejemplar. No valoro si el señor Rubiales nos parece mejor o peor en su desempeño profesional o si hay otros escándalos. Para mí lo importante es la respuesta a este acto de violencia sexual. 

¿Por qué el Gobierno no actuó antes cuando le señalaban por esas polémicas y ahora sí?Insisto. El Gobierno tiene la obligación de ser contundente, siempre en el ámbito de nuestras competencias, de combatir cualquier acto sexual no consentido.

¿Supone este caso un antes y un después para visibilizar las políticas del Ministerio de Igualdad?Posiblemente lo sea. Ha habido momentos en la historia de nuestro país con situaciones que han marcado hitos y que quedan grabados en la mente de millones de personas y esto no se puede explicar sin ese trabajo de hormiga y silencioso del movimiento feminista.

¿Se siente usted personalmente reforzada por el clamor social que ha habido?Lo importante es que muchísima gente de nuestra sociedad comprende que este Gobierno y, particularmente, este segundo Ministerio de Igualdad es el resultado de la lucha feminista y que lo que hemos intentado, quienes tenemos el honor de liderarlo, ha sido poner esta herramienta institucional al servicio de un movimiento que está planteando demandas cruciales para que nuestro país sea una democracia mejor. Sin la garantía de derechos para todas las mujeres, nuestra democracia no será plena. A veces se nos ha dicho que desde Igualdad hemos ido demasiado rápido, pero vamos rápido porque nuestros derechos son urgentes. Las mujeres ya hemos esperado suficiente.

¿Aceptaría la sociedad que un siguiente gobierno suprima el Ministerio de Igualdad?Sin ninguna duda, no. De hecho, eso es lo que se votó el pasado 23 de julio: pararle los pies a los reaccionarios. Hemos avanzado mucho a nivel social en los últimos años, pero sigue quedando muchísimo trabajo por hacer en materia de reparto de riqueza, del tiempo, de los cuidados. También en derechos LGTBi, especialmente de las personas trans. En la tarea de garantizar plenamente el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo...

Su trabajo ha levantado mucha controversia y muchas reacciones contrarias. Viéndolo con perspectiva, ¿ha merecido la pena?
Nuestros adversarios siempre han procurado hacernos saber que conquistar derechos tiene un coste, el más alto posible. Y eso ocurre en cualquier ámbito, en los medios de comunicación, en el ámbito judicial… Pero merece la pena luchar, incluso aunque a veces tengamos que pagar un precio que ojalá nadie más tenga que pagar.

¿Ve su futuro ligado a las políticas de igualdad?Ahora no toca hablar de eso, pero siempre me van a encontrar ahí: luchando y peleando para avanzar en derechos. El nacimiento de Podemos tuvo que ver con eso, con organizarnos y estar en los sectores donde se toman decisiones. Ahora, a unas compañeras nos tocará estar en unos lugares de representación institucional, en el movimiento social o en un medio de comunicación... Nuestras tareas son siempre temporales, pero la militancia es de por vida. Y si los reaccionarios nos hacen retroceder en algún momento seguiremos trabajando para volver a conquistar lo perdido y seguir avanzando.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento