Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

Guerras secretas

Cartel que dice "juntos tendremos éxito" durante una lectura del Corán en Niamey, Niger.
Lectura del Corán en Niamey, Niger, este pasado viernes.
EFE/EPA/ISSIFOU DJIBO
Cartel que dice "juntos tendremos éxito" durante una lectura del Corán en Niamey, Niger.

Vivimos pendientes desde hace casi dos años de la guerra entre Ucrania y Rusia como si fuera la única en este mundo incapaz de vivir en paz ni siquiera la que causa más víctimas. Algunos balances internacionales contemplan cuarenta y dos conflictos armados, muchos de ellos civiles, y su mayor parte en África. Algunos permanecen larvados, siempre listos para estallar en cualquier momento como el que existe en Sudán del Sur desde que obtuvo la independencia, y otros activos, sumando cada día decenas de muertos y millares de refugiados.

Uno es el de Sudán del Norte, típico de la disputa por el poder entre dos antiguos de dos generales socios o el que en estos días también está latente en Níger, donde militares ambiciosos mantienen encerrado al presidente democráticamente legítimo, aprovechando la inspiración de Rusia, en su intento por controlar el Continente, y la valiosa ayuda de las organizaciones mercenarias del estilo del llamado Grupo Wagner, que desde su condición profesional y sin escrúpulos ponen sus servicios a quienes les pagan o contratan para imponer sus ambiciones.

Una de las situaciones más complicadas se está viviendo en Etiopía, uno de los países independientes más antiguos de África, que en los últimos tiempos tuvo que enfrentarse con los independentistas de Tigray, la más norteña de las once regiones étnicas en que se divide el país. Fue una batalla dura entre las tropas regulares y los rebeldes que llegaron a amenazar a Adís Abeba, la capital. En los dos años que se prolongó el enfrentamiento, se calcula que las víctimas superan las dos mil personas. El Gobierno consiguió controlar la situación, pero las ideas independentistas de lo tigreses pendieron en otras comunidades étnicas donde enseguida surgieron nuevos focos independentistas.

Al sentimiento étnico que siempre amenazó la unidad de los etíopes superados por regímenes autoritarios se ha añadido el descontento que crea la pobreza, que conforme pasa el tiempo se agudiza más, y actualmente al menos tres de la regiones más importantes del interior han creado también milicias secesionistas que plantan cara a los refuerzos militares para establecer el orden. Pero a pesar del despliegue militar y policial que está actuando con contundencia y encarcelando a centenares de miembros de las milicias y de sus simpatizantes, varias ciudades importantes están bajo el control de los rebeldes.

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