El pasado 12 de enero, Lisa Marie Presley, hija de la leyenda del rock, Elvis, fallecía a los 54 años de edad en Los Ángeles a causa de un paro cardíaco. Desde ese momento, la familia Presley se vio inmersa en una complicada batalla legal por la herencia de la cantante. 

Y es que, cuestionando la validez del testamento de Lisa Marie -modificado en 2016-, Priscilla Presley, la expareja de Elvis, decidió interponer una demanda contra su propia nieta, Riley Keough, quien, tras llegar finalmente a un acuerdo, fue nombrada fideicomisaria única del patrimonio de su madre, en junio. 

Si bien, hace unos meses, la propia Priscilla aclaró que mantiene una buena relación con su nieta, asegurando que su disputa había sido "malinterpretada" por la prensa, todavía faltaba que se pronunciara la otra protagonista de esta historia. 

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O, al menos, hasta ahora, pues, recientemente, la nieta de Elvis ha decido romper su silencio. En una entrevista que concedió a Vanity Fair, y que saldrá a la luz en septiembre, la actriz de Daisy Jones & the six se sinceró acerca del "caos" que siguió a la muerte de su madre.

"Cuando falleció mi madre, había mucho caos en todos los aspectos de nuestras vidas", ha confesado la actriz de 34 años. "Todo se sentía como si la alfombra hubiera sido arrancada y el suelo se hubiera derretido debajo de nosotros".

Sin embargo, también aseguró que, poco a poco, la relación con su abuela Priscilla está volviendo a "cómo era" antes de este peliagudo conflicto legal. "Todos estaban un poco aterrados por entender cómo avanzamos, y solo tuvimos un minuto para entender los detalles de la situación, porque es complicado", ha explicado Keough, en palabras que ha recogido la revista People.

"Somos una familia, pero también hay un gran lado comercial de nuestra familia", ha concluido. "Así que creo que había que tener claridad".