El periodista y escritor Ramón Lobo ha muerto este miércoles en Madrid a los 68 años, víctima de un cáncer de pulmón que le diagnosticaron hace un año. Fue corresponsal de guerra para el Diario El País durante dos décadas y estuvo los principales conflictos internacionales. 

"Desde Bosnia y Chechenia hasta Irak, Afganistán o Líbano, pasando por Sierra Leona, Congo o Ruanda, y lo hizo con una mezcla de humanidad y desgarro, sin esconder ningún detalle por terrible que fuera, pero siempre tratando de adoptar el punto de vista de aquellos que sufren las guerras", ha escrito Guillermo Altares, uno de sus colegas y amigo que hizo a lo largo de su vida periodística. 

Hace poco, otro amigo de Lobo, Gervasio Sánchez, escribió una columna muy sentida para el periodista en 2OMinutos. "Escribo este texto antes que anochezca, querido Ramón, porque quiero que lo leas. Que te emociones como me ha emocionado a mí mientras avanzaba párrafo tras párrafo. No es una necrológica. Es todo lo contrario: una declaración de vida, admiración y amor y una reflexión cariñosa sobre todo lo que vivimos juntos". 

Antes que anochezca, querido Ramón

Lobo reaccionó a esa "declaración de vida" a través de Twitter. "Muchísimas gracias, gran Gervasio Sánchez. Con ganas de darte un abrazo", escribió en uno de sus penúltimos tuits. El último fue para nombrar como portavoces de su situación médica a María Dolores Jiménez y Guillermo Altares.

Su experiencia en periodismo internacional

Lobo nació en Venezuela en 1955, aunque hijo de español e inglesa, y en 1960 se mudó a España. Más tarde, en 1975 se matriculó la licenciatura de Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

Fue redactor jefe de Internacional en el diario El Sol entre 1990 y 1992 y allí pasó a El País y su primera misión fue en Sarajevo. En 2012 fue despedido en un ERE con más de un centenar de periodistas. 

Retomó enseguida su carrera en la revista dominical en A vivir que son dos días, el programa de la SER dirigido por Javier del Pino, en Infolibre y en El periódico de Catalunya y otros medios. Volvió al diario de Prisa en 2016 como columnista de la mano de Soledad Gallego-Díaz y Joaquín Estefanía.

Estefanía ha sido de los primeros en despedirse de Lobo en redes sociales. "Muere la representación de la lealtad", ha escrito y ha expresado su desolación. 

Los premios por su trabajo

Entre sus condecoraciones destacan el premio de periodismo Cirilo Rodríguez (2001); Intercultura a la Convivencia en Melilla (2005); José Manuel Porquet (2010) ; José Manuel Porquet (2010); Premio del Club Internacional de Prensa (2013); Premio internacional Cátedra Manu Leguineche (2022).

Además de su trabajo como corresponsal de guerra, Lobo también publicó cuatro libros: El héroe inexistente (Aguilar, 1999), Isla África (Seix Barral, 2001), Cuadernos de Kabul (RBA, 2010) y El autoestopista de Grozni y otras historias de fútbol (Libros del KO, 2012).

Muchos lo recuerdan como un maestro de periodistas. Muchos reporteros encontraron en Lobo los consejos y la inspiración necesaria para contar el mundo.