La Comunidad de Madrid se comprometió con el alcalde de la localidad de San Fernando de Henares, Javier Corpa, a que, si no hay ningún contratiempo, las calles de la zona afectada por las obras de la línea 7B de Metro estarán despejadas el próximo mes de septiembre para que los vecinos y comerciantes vayan recuperando progresivamente la normalidad.

Así se lo trasladó el consejero de Vivienda, Transportes e Infraestructuras, Jorge Rodrigo, al regidor de este municipio, durante la reunión institucional que tuvieron el pasado viernes, al que manifestó su deseo de "alcanzar el compromiso recíproco de hacer todo cuanto esté al alcance", entre ambas instituciones, "para encontrar cuanto antes una solución lo más rápida, satisfactoria y definitiva posible", sostuvo.

Durante el encuentro, celebrado en la Consejería de Vivienda y Transportes, Rodrigo y el viceconsejero, José María García, trasladaron su compromiso al alcalde de San Fernando su colaboración institucional, para trabajar juntos, dentro de un "marco de entendimiento y buena voluntad", señalaron fuentes de esta Consejería.

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Rodrigo, que ya situó este problema como "prioritario" en su agenda tras tomar posesión de su cargo hace pocas semanas, también se reunió la semana pasada con la Plataforma de Vecinos Afectados Rafael Alberti-Presa, donde el Gobierno que preside Isabel Díaz Ayuso se comprometió a prorrogar el pago de los alquileres a las familias mientras se tramita, "con la mayor celeridad posible", el expediente de abono de las indemnizaciones que quedan por sufragar.

En este marco de reuniones, el consejero ha comunicado este lunes que volverá a reunirse este miércoles con esta Plataforma de Afectados para "transmitir su voluntad de establecer un diálogo transparente y fluido" y llegar a un acuerdo definitivo.

Los problemas de estas familias dieron comienzo en el año 2007, cuando el Ejecutivo regional, en aquel momento dirigido por Esperanza Aguirre, arrancó con la construcción de la L7B de Metro, que llegaba por primera vez a la localidad de San Fernando. En ese momento comenzaron a aparecer grietas en varios edificios del municipio y con ellos el drama de unos ciudadanos que 16 años después aún siguen sufriendo las consecuencias en sus viviendas, hasta el punto de que algunas de ellas han tenido incluso que ser derribadas.