El despliegue de armas nucleares tácticas rusas en Bielorrusia y la llegada al país de miles de mercenarios del grupo Wagner repudiados por Putin han creado un cóctel explosivo que ha puesto en alerta máxima a Europa. La autocracia de Aleksandr Lukashenko se ha convertido en una potencial amenaza para la seguridad europea y los países vecinos ya han comenzado a reforzar la presencia militar en sus fronteras.

Este fin de semana está marcado en rojo en el calendario de la OTAN porque Rusia comenzará a desplegar el armamento nuclear prometido por Putin, quien aseguró que "el 7-8 de julio" terminaría "la preparación de las instalaciones" y "de inmediato" comenzaría el despliegue de este tipo de armas atómicas de corto alcance. La Alianza Atlántica observa con preocupación todo este proceso y lo está monitorizando muy de cerca.

Desde el inicio de la invasión de Ucrania, Lukashenko se ha erigido en el más firme aliado de Putin, que este mismo lunes ha destacado la fortaleza de alianza ruso-bielorrusa al felicitar a su homólogo con ocasión del Día de la Independencia de Bielorrusia. "Esta fiesta tiene un especial significado no solo para los bielorrusos, sino también para los rusos porque está vinculada con nuestra historia común y la liberación de Minsk de los invasores fascistas alemanes".

Fotos de satélite revelan que Prigozhin está creando una base de Wagner en Bielorrusia para 8.000 mercenarios

Un general polaco alerta de posibles acciones de los mercenarios de Wagner en la frontera polaca

Pero a ese hermanamiento entre Putin y Lukashenko se ha unido un nuevo peligro: el 'exilio' de miles de mercenarios del grupo Wagner, que han encontrado refugio en el régimen de Minsk tras su frustrado intento de rebelión contra el Kremlin. Es más, imágenes de satélite demuestran que el líder de este ejército paramilitar, Yevgeni Prigozhin, está impulsando una nueva base para 8.000 mercenarios en Osipovichi, 100 kilómetros al sureste de la capital bielorrusa.

Ante esa creciente amenaza, los países fronterizos con Bielorrusia han comenzado a tomar medidas. Así, el Gobierno polaco anunció este domingo que debido a la "tensa situación" en la frontera con Bielorrusia reforzará los efectivos desplegados allí con medio millar de agentes de policía de unidades antidisturbios y fuerzas antiterroristas. "Se unirán a los 5.000 guardas fronterizos y 2.000 soldados que protegen la seguridad de la frontera polaca", agregó el ministro del Interior, Mariusz Kaminski. 

El general del Ejército polaco, Boguslaw Samol, ha alertado este mismo lunes sobre la posible infiltración del grupo Wagner en la UE haciéndose pasar por refugiados. "Prácticamente acaban de salir del campo de batalla; seguro que descansarán un poco y luego comenzarán con la preparación de sabotajes o provocaciones", añade.

Cumbre de la OTAN en Vilna

Asimismo, Lituania está en alerta máxima ante la celebración de la cumbre de la OTAN en su capital, Vilna, los próximos días 11 y 12 de julio, y también ha reforzado la frontera. "Lituania está extremadamente preocupada por los acontecimientos en Bielorrusia", señaló el presidente lituano, Gitanas Nauseda, quien ha instado a la Alianza Atlántica a reforzar la presencia militar en su flanco oriental.

Por su parte, el primer ministro letón, Arturs Krišjānis Kariņš, ha alertado del riesgo de que los mercenarios de Wagner se infiltren en la UE como refugiados para cometer atentados o sabotajes. "La amenaza probablemente no sería una amenaza militar frontal, sino un intento de infiltración en Europa con fines desconocidos. Eso significa que tenemos que reforzar nuestra vigilancia fronteriza y asegurarnos de que podemos controlarlo", dijo.

Paralelamente, Zelenski ha reforzado la presencia militar en la frontera entre Ucrania y Bielorrusia ante el temor creciente a sufrir ataques o incursiones desde territorio bielorruso. "Mantenemos la frontera bajo supervisión constante", admitió Zelenski, que este viernes dio la orden de desplegar más soldados y baterías antiaéreas en la región.