Sara Escudero: "He llegado a actuar tras casi haberme matado en la carretera y con 42 de fiebre"

Sara Escudero, en una imagen de archivo.
Sara Escudero, en una imagen de archivo.
Miguel Paubel
Sara Escudero, en una imagen de archivo.

La humorista Sara Escudero salva su mundo y el mundo de los demás, a ratitos, haciendo reír. Y riéndose. La humorista y actriz actúa esta tarde en el ciclo Jardín Secreto de la Casa Árabe de Madrid (21.30 h). Aprovechamos para hablar con ella del humor, de perros que dejan huella y del amor incondicional y diferente.

¿Cómo le llegó la llamada del humor?¿Sabes esas cosas que dicen las madres de las artistas, de que la niña cantaba antes de hablar? Bueno, en mi caso es cierto. El humor para mi siempre ha sido refugio. Siempre estaba haciendo el tonto y he escrito cosas desde niña, desde obritas de teatro a lo que ahora llamaríamos una performance que entonces no sabía ni lo que hacía… La comedia siempre me ha acompañado. 

Pero no fue su primera opción laboral, ¿no?Empecé a estudiar medicina y llegué hasta tercero, pero es que no era feliz y dije ¡tengo que intentarlo! Me daba mucho miedo venirme a Madrid, pero lo hice y estudiando arte dramático -porque soy actriz de profesión- trabajaba en una discoteca. Y allí yo empezaba a rajar para entretener a los compis mientras recogíamos y así descubrí el stand up.

¿Y cuando dio el paso a vivir de eso?Empecé a ser humorista de profesión cuando dije, pues mira, tengo que cambiar los fines de semana de poner copas por ir contando por ahí estas historias. Y así hice de mi mecanismo de vida mi mecanismo de ingresos. Empecé a trabajar con algo que llevaba dentro.

¿Es un paso natural o cuesta?Es cierto que tienes que aprende y trabajar y hay que aprender mucho, porque no es lo mismo contarle algo a los colegas tomándote algo que subirte a un escenario. Hay que escribir, hay que borrar, hay que probar, hay que pinchar mucho, hay que fallar mucho para aprender y para ver qué hiciste mal. Hay que empezar desde abajo. He actuado encima de piscinas, en bares, encima de futbolines, cosas, así… ahora pienso ¿cómo coño pude hacer yo eso? Por las ganas, las ganas de aprender, por lo que una sentía, y con no sé si valentía o imprudencia, seguir para adelante. Y así llevo ya muchos años pagándome autónomos (risas).

¿Pagar autónomos es lo peor de ser cómica?No, ni muchísimo menos. Lo peor de ser cómico en este país es que todavía la gente te pregunte, Ah, ¿pero vosotros pagáis autónomos? Peor que pagarlo es que tengas que explicar que lo pagas (risas).

¿A Hacienda cómo le explicas que eres cómica?Ahí me pillas, porque me di de alta en autónomos en 2007... Cuando empecé había un epígrafe que si no recuerdo mal era Artistas, toreros, cerámicos y artesanos de la madera o algo así, una cosa muy random, en plan que no sabían qué hacer con estos y los juntaron a todos. Ahora no lo sé porque hace tiempo que me lo lleva una gestoría. No creo que monologuista esté registrado, supongo que estaremos en el gremio de arte...

Ahora que hablamos de arte, ¿el humor es un arte minusvalorado?Yo creo que sí. Es una paradoja, porque todos estamos de acuerdo en lo bien que sienta reír y en lo que nos gusta reírnos cuando tienes un mal día, una mala racha o cuando te has echado unas risas con un amigo o haciendo algo. Y pensamos me ha servido de alivio, me ha servido de asueto, me he quedado como nueva. Sin embargo, luego en el inconsciente colectivo, creemos que es algo más fácil o que lleva menos trabajo que cuando nos presentan una buena historia que nos hace llorar. Es algo que lo necesitamos tanto o lo utilizamos tanto en nuestro día a día que luego a la hora de ponerlo en la casilla de arte no nos cuadra y pensamos "yo tengo un vecino que me hace mucha gracia, también". No nos paramos a pensar el background que hay detrás de cualquier forma de humor que sea a través de un medio, por escrito, en un escenario, en una tele, en una radio...

Me hablaba antes de actuar subida en un futbolín, ¿en qué otros sitios extraños ha trabajado?Hubo un día que me tocó actuar en una discoteca en un pueblo de Guadalajara, subida en un podio de gogó. Tenías que subir con una miniescalerita por detrás, actuabas como a dos metros de altura y la gente te miraba desde abajo. Era a las tantas de la madrugada y había focos rosas. Yo mido 1,59 y te prometo que lo único que pensé fue que al día siguiente estaba programado mi amigo Hovik, que yo quepo en su mano y le llamé y le dije que llamara a ver si lo podía hacer abajo porque iba a tocar techo. Tú no sabes qué miedo, qué vértigo. Pero tenía que hacerlo, ya que ha ido para allá por lo menos sacar para la gasolina.

También tendrá mil anécdotas…Son un montón, tanto buenas, como malas y regulares. Hace muchos años en Torrepacheco, en Murcia, estaba la discoteca Momo, que su dueño se llamaba Sergio y nos cuidaba mucho. Una noche a alguien le sonó el móvil y me lancé a por él para jugar un poco y era el típico macarrilla pero de buen rollo. En un momento dado me dijo que no podía colgar porque era por trabajo. Le cogí el teléfono, lo puse en manos libres y salió alguien diciendo "pero entonces me traes el pollo o no me traes el pollo?" Y todo el mundo riendo. Han pasado muchos años y mucha gente te ha visto actuar en su bar y al m empezar en Zapeando muchísimos días te escribían y te decían "yo te vi actuar en mi pueblo, te acuerdas de mí soy Fulanito" y te decían incluso dónde estaban sentados.

Entrando en temas sencillos… ¿hay un humor de hombres y un humor de mujeres?¡Que no, que no! Esa pregunta ya hay que dejar de hacerla. El humor es actitud y a ti si tienes buena actitud, te va a gustar. También es verdad que va por gustos, hay humores que te gustan, otros que no. Y luego está el tema, que sea sobre el machismo, sobre el feminismo, sobre las botellas de vino… y otra cosa es que el humor sea para un gremio. Eso no. El humor entre la energía que tenga la persona que prescribe este humor y el tema. Eso hace que sea un humor político, un humor negro, humor verde, un humor agresivo, más blanco... pero el humor es actitud, da igual que tú seas hombre o mujer, sapo, perro, lo que tú quieras, pero eres un cerebro que está dispuesto a escuchar y a entrar a un juego o no. A partir de ahí va por gustos.

Otra pregunta fácil, ¿hacia dónde va el humor? Parece estar encorsetado por lo políticamente correcto.Últimamente se mira más con lupa al humor que a cualquier otro contenido de comunicación porque con el sentido del humor puedes llegar a mucha más gente, comunicar de otra manera, porque les estás abriendo el oído interno con la sonrisa o con la risa. El humor es un arma de comunicación masiva. Por eso nos tienen en el punto de mira, porque piensan que a lo tonto, a la chita callando y con la risita, les dan caña, aquí y allá. Yo creo que el humor va como la sociedad, que ahora mismo estamos revueltos. Cuando pasa la tormenta, siempre llega la calma. Esto es un poco cíclico, los tiempos evidentemente no son los de los 80, ni los de los 90, ni los de los 2000 y ahora estamos con todo el mundo con la piel fina por un lado, agobiada por otro... Cuando nos queramos dar cuenta todo habrá cogido un equilibrio porque habremos visto que ni esto era para ofender, que era para reírse con y no de.

¿Tiene un chiste que sea muy malo pero que le haga mucha gracia?Yo tengo chorradas que son más tipo tonillo. Es decir una palabra que no es graciosa pero con una voz muy tonta y sacas una carcajada. Dices qué gilipollez. Ya, pero es mi gilipollez. 

¿Y algún hit?Hay una frase que digo mucho, que es del tipo “vino con toda su buena intención, pero con toda su mala praxis” y depende de cómo digas praxis hace gracia… aunque según el público puede haber un cri cri [silencio, grillos] (risas).

¿Sale con el pánico escénico de decir algo y que nadie se ría?Cualquier persona que se suba a un escenario, por tiempo que lleve, sale así. Lo hablaba con Concha Velasco hace un año, fuera de coña, y me decía que se seguía poniendo nerviosa. Sales con ganas de que salga todo bien. Te tiras una hora y media hablando, no pasa nada porque haya algún bloque o en alguna línea no se rían todos, ya te lo aplauden en otro lado, estás acostumbrada. Más allá del miedo a que no se rían, es una cuestión de respeto, de ganas de que salga bien, creo que eso no se pierde nunca. Te están pagando por ir a un sitio para que esa gente se divierta. Yo siempre tengo ese dolorcillo de tripa antes de salir, cuando pienso ¿por qué no habré acabado medicina?

Habrá días malos en los que no le apetezca hacer gracia…He llegado a actuar una hora y media después de que casi haberme matado en la carretera o con 42 de fiebre, 42 de fiebre, que deliraba. La adrenalina de salir me permitió hacerlo, pero fue a acabar la actuación y me llevaron al hospital. Y piensas qué putada o qué maravilla. Es tu profesión, hacer un paréntesis en cómo estés tú para estar para el público. Es maravilloso que de repente tú puedas hacer un paréntesis en tu dolor, en tu tristeza, en tu cansancio, incluso en tu malestar físico y hacer ese mismo paréntesis para los demás.

¿También funciona para el público?Sí y es maravilloso. La última ves que me lo dijeron fue una señora. Vino después de actuar y la veía con los ojitos tristes. Estaba pasándolo mal físicamente, se la notaba que estaba con tratamiento y me dijo que llevaba dos años peleando contra eso que le había tocado y que llevaba hora y media que se le había olvidado todo, llorando solo de la risa. Eso es un privilegio. Gracias a que tienes esa gente delante, tú también, tengas el día que tengas, sales adelante. Más que un cómo se hace, es un cómo se agradece.

¿Le castigaron alguna vez por graciosa? ¿De niña hablaba cuando tenía que callarse?No, la verdad es que siempre fui muy buena estudiante, aunque fuera la payasita del grupo en el buen sentido, la que curaba las penas a las amigas y a los amigos, la que cuando o algo estaba mal, se ponía por encima y transformaba la espera en risa o el llanto en risa… pero por este tipo de cosas nunca han castigado. Ahora, me acuerdo una vez en medicina que me pilló imitándole uno de los profesores por el pasillo. Y pasó al lado, muerto de la risa y dijo “vas a tener difícil aprobar Escudero” (risas).

Háblenos de su libro ‘Canino de Santiago’ y de su perrita Nala…El Canino de Santiago es mi proyecto más personal. Es el libro que acabé de escribir el 2 de enero de 2021, después de que Nala, el 13 de agosto de 2020, se me cambiara de dimensión y cumpliera su ciclo vital. Decidí escribirlo porque el Camino de Santiago es una metáfora de la vida. Arrancaste un punto y llegas hasta otro y estás con esa cosa de que quiero llegar a Santiago porque es la meta y tienes muchas ganas de llegar, pero al tiempo sabes que cuando llegues a Santiago se acabó el viaje y vuelves a tu vida, a tu trabajo... la vida es eso. Quieres avanzar, avanzar, avanzar, pero cuanto más avanzas más sabes que todo se acaba. Hacer el camino con Nala para mí fue una experiencia brutal así que quise contar Camino de Santiago en paralelo a nuestro camino de vida juntas. Nala cuenta las etapas del camino y yo narro nuestras etapas de vida. En todo el libro hay mucho amor y mucho humor. La gente que se lo ha leído me dice que estaban riendo y llorando a la vez. Eso es la vida.

En su biografía destaca que hace deporte por usted y por cuatro más…(Risas) Por mí y por todos mis compañeros, no me cansa. Me encanta, me encanta el deporte. Empecé a correr a los 12 y a lo Forest Gump, solo que sin barba y frenando. En 2017 descubro el yoga y también vino para quedarse y en 2015 empecé con el Kick Boxing y fue todo un descubrimiento.

¿Que le aporta el Kick Boxing?Eso me hizo ver qué atrevida es la ignorancia. Cuando tú ves ese tipo de deportes desde fuera o desde el sillón de tu casa dices guau, son gente con mucha potencia muscular y técnica, y sí, pero además son gente que tiene una capacidad de concentración y de reflejos y un trabajo para poder estar esos minutos a mil, alucinante. Con mi sensei, David, querríamos prepararme para los exámenes de este diciembre, para sacarme el el naranja. El deporte para mí es necesario todos los días.

También hizo el corto Chica sobre la historia sus abuelos y el amor verdadero. ¿Concibe así el amor, ellos son su ejemplo?Evidentemente lo son. Mis abuelos y los abuelos en general, la gente mayor, son los influencers de la vida. Los amo y los respeto y me producen una ternura y una devoción absoluta. La historia de mis abuelos fue muy particular porque mi abuelo fue un pequeño visionario. Mi padre es médico gracias a la cabeza de mi abuelo y los sacrificios personales y económicos de la familia. Mi abuela montó un despacho de pan cuando no se estilaba que la mujer trabajara. Y la gente le decía, ¿pero y tu marido qué dice? Y ella “mi marido está conmigo en la panadería”. Mi abuela lo pasó fatal porque no aceptó la muerte de mi abuelo y no se permitió volver a ser feliz. Eso es lo que trato de contar en el corto, que hay que ayudar a la gente que se queda en ese estado para que sí que se permitan ser felices. Me han marcado ya no solo mis abuelos, mis padres también, que se conocieron en tercero de Medicina y a día de hoy, con sus 72 años te dicen “no me imagino la vida sin tu madre”, o “yo no me la imagino sin tu padre” y los ves juntos viendo la tele dados de la mano, discutiendo por si hay pimienta o no hay pimienta en la comida, pero queriéndose con locura. Son referencias para mí, son un lujo son, son bonitas y son lecciones de vida.

¿Y por eso se casó vestida de la película Up, de Pixar?(Risas) Pues pues yo creo que sí porque para nosotros lo del casarse es símbolo. De hecho fui yo la que le pedí matrimonio a Saúl. Pensamos que queríamos hacer algo que fuera muy nuestro, no queríamos una boda con regalos y no queríamos que a nadie le costara dinero. Era solo algo simbólico, nosotros ya estábamos juntos. Up era una de las primeras pelis que Saúl y yo vivimos juntos, nos encanta, me parece una película preciosísima una oda al amor de verdad. Y dijimos, quién no tiene en su casa un pantalón vaquero, un pantalón caqui y una camiseta blanca? No admitimos regalos en la boda, pero la instrucción era venir vestido de explorador. Tuvimos desde un amigo que venía que parecía que venía de parar el tráfico en la A 6 hasta las abuelas y las madres que venían vestidas de Memorias de África.

¿Es difícil explicarle al tío del pueblo que no puede ir de traje?Ajá, ahí le has dado. Nosotros no invitamos a esos compromisos del tío segundo de un pueblo que no sabes casi quien es. Solo como digo yo nuestra M 30 y nuestra M 40, o sea, el círculo cercano y el siguiente que es cercano aunque físicamente no estén aquí. Sí que es verdad que costó, sobre todo a los padres, que no era una boda normal, que no habría mesas, que hasta los camareros estaban vestidos de UP. Costó que lo entendieran, pero luego ya se lo pasaron muy bien.

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