Científicos del Instituto Catalán de Paleoecologia Humana y Evolución Social (IPHES), liderados por Josep Maria Vergès y Míriam Salas, ha puesto al descubierto más de 250 grabados pospaleolíticos en la Roca de les Ferradures, en el antiguo pueblo de Els Cogullons, en el término municipal de Montblanc (Tarragona).

El conjunto se encuentra al aire libre, en una superficie de roca arenosa de cientos de metros en una zona con la mayor concentración de abrigos con conjuntos de arte rupestre de las Montañas de Prades, lo que convierte este yacimiento, tanto por su extensión como por su número y variedad de representaciones, en uno de los más importantes de Cataluña en cuanto a grabados rupestres postpaleolíticos.

Este conjunto de grabados fue descubierto a finales de la década de 1970 por Ramon Capdevila, aficionado a la arqueología y antiguo colaborador de Salvador Vilaseca, pero, más allá de la publicación de algunas fotografías y comentarios, nunca había sido objeto de estudio, ni se le había dado mucha importancia.

Los trabajos del IPHES han permitido descubrir muchos más grabados de los que se conocían, algunos de ellos en un estado de conservación "extraordinario", y poner de manifiesto que éstos no se concentran solo en el lugar conocido como Roca de les Ferradures, sino que se extienden por una extensión de terreno de cientos de metros.

Posible espacio sagrado

Los grabados están en el suelo, hechos mediante la técnica del picoteado, sobre la superficie de una extensa formación rocosa de gres rojo.

En algunos casos, una vez finalizado el proceso de picoteado, se pulía el interior del surco, para eliminar las marcas golpes y hacerlo más regular.

Entre los grabados localizados hay gran variedad de formas y motivos, algunos de ellos formando escenas, y los más representados son herraduras, que dan nombre al yacimiento, y cruces, que los arqueólogos creen que son representaciones de antropomorfos muy simplificadas.

Las representaciones más singulares son las de antropomorfos con los brazos en cruz y grandes manos abiertas, muy desproporcionadas con relación al cuerpo, que destacan como personajes dominantes entre el resto, tanto por las dimensiones, algunos miden más de medio metro de altura, como por los detalles de las figuras.

La hipótesis sobre la cronología de los grabados es que los primeros datan de finales del Calcolítico e inicios de la edad del Bronce, hace poco más de 4.000 años, pero que también hay de la Edad del Hierro y, posiblemente, posteriores.

La nueva excavación del IPHES en la Cova del Minaire y el reestudio de los materiales recuperados por Salvador Vilaseca en la Cova de les Gralles, ambas situadas junto a Els Cogullons, han permitido documentar evidencias de poblamiento intenso en este lugar hace entre 4.300 y 4.000 años, durante el Calcolítico, así como la presencia humana durante la edad del Bronce, la edad del Hierro y la época romana.

Los grabados han sido documentados mediante escáner 3D y fotogrametría para obtener modelos 3D de alta resolución, que permitirán estudios detallados y su difusión virtual.