El posible caso de ébola, aún no confirmado, en el Hospital Donostia de San Sebastián, ha activado todos los protocolos por los síntomas que presenta la afectada, una mujer de 54 años que recientemente viajó a la la República Centroafricana, según han confirmado a EFE fuentes del Departamento vasco de Salud. 

El caso, que aún debe certificarse, trae a la memoria el incidente de 2014, en el que una enfermera española, Teresa Romero, contrajo la enfermedad cuando atendía a un religioso español que se había contagiado en Liberia. Fue el primer caso de contagio de la enfermedad en Europa, y no estuvo exento de polémica debido a la actuación de las autoridades sanitarias y la decisión de sacrificar al perro de la enfermera, llamado Excalibur.

Las autoridades ordenaron el sacrificio de Excalibur

Al conocerse el caso de infección de la auxiliar de enfermería Teresa Romero, la sanitaria fue ingresada. Se activó inmediatamente el protocolo y se aisló al marido de la enfermera y a otro ingeniero que había viajado a la zona del brote. 

Fue entonces cuando las autoridades madrileñas, amparándose en una ratificación del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 2 de Madrid, decidieron que el perro de Teresa Romero, llamado Excalibur, debía ser sacrificado para prevenir cualquier propagación del virus. La sentencia judicial fue polémica y fueron muchas las personas que se concentraron para protestar por la decisión y a favor de la vida del animal frente a la vivienda donde se encontraba Excalibur, al que se podía ver en el balcón del inmueble.

Finalmente, la sentencia se ejecutó y el miércoles 8 de octubre de 2014, Excalibur fue sacrificado por miembros del laboratorio de Seguridad Biológica de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid y según las directrices de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid. Posteriormente el animal fue incinerado en una acción que fue criticada por amplios sectores de la sociedad.