Acostumbrado a estar en el otro lado de una entrevista, esta vez Antonio Rossi se erige protagonista de una. La que ha concedido a la revista Semana en la que repasa su trayectoria profesional y también algunos pasajes de su vida personal.

El sevillano, que lleva varios meses al frente de su propio programa, La vida en Rosa, que se emite en Telemadrid, y es colaborador habitual de Mediaset, asegura que lo de presentar "llegó de repente y fue un subidón tremendo". 

"Desde que estaba en la facultad yo tenía claro que quería trabajar en la tele. Esto ha sido un escalón y que tenga oportunidad de hacer más cosas, es un aliciente. Puedo seguir colaborando el mejor programa que existe para mí, El programa de Ana Rosa, y siendo presentador y no ensombrece una cosa con la otra", destaca.

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Además, el periodista devela un pasaje de su vida hasta ahora no contado. "De pequeño tuve sobrepeso y, estando en COU, hice un cambio radical en mi vida porque tenía muchos problemas de salud. Tuve problemas de ciática, el menisco, la rótula... Pesaba muchísimo y tenía una 48 de pantalón", adelanta.

Entonces, y casi de buenas a primeras, dejó de comer. "Yo llegué a reventarme el estómago, de manera literal, de comer leche con galletas. Dejé de comer cosas que perjudicaban a mi salud. Estaba muy gordo. Mi madre es enfermera, mis padres trabajaban todo el día y no se dieron mucha cuenta de que comencé a comer poquísimo".

"Llegué a desmayarme en mi casa. En aquel momento no estaba en un gimnasio y me puse a pegar saltos en mi habitación haciendo como que saltaba a la comba hasta que un día perdí el conocimiento por apenas comer. Iba perdiendo un kilo por día. Fue un cambio radical. 20 kilos en un año, pero después de ese susto comencé a hacer las cosas bien", relata.