OPINIÓN

En defensa de los hombres heterosexuales

Yolanda Díaz en el pódcast de Jorge Javier Vázquez.
Yolanda Díaz en el pódcast de Jorge Javier Vázquez.
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Yolanda Díaz en el pódcast de Jorge Javier Vázquez.

Yolanda Díaz cree que no hay nada más aburrido que una reunión de hombres heterosexuales. Lo ha dicho en una de esas entrevistas distendidas que hacen los políticos para quedar de cercanos, aunque Díaz debería replantearse la estrategia; salirse del guion que la convirtió en la opción sensata está restándole a Sumar. Que sí, que el comentario no es una crítica a los hombres, sino a la masculinidad normativa, pero es que esa ya no lo es tanto y el discurso de la izquierda postmoderna es tan peligroso como el contrario.

Lo dice el estudio de Fad Juventud que concluye que un porcentaje cada vez mayor de adolescentes cree que el feminismo actual impone un pensamiento único que perjudica a los hombres. Casi el 50% asegura que la cultura de la cancelación no permite el debate sobre un feminismo en el que no se reconocen un 41,8% de chicas. Los datos son consecuencia de que el feminismo hegemónico colocara sus cimientos sobre la máxima de que hombre heterosexual siempre era sinónimo de machismo. Negarlo te convertía en un supermachista digno de escarnio con el hashtag #notallmen, un discurso totalitario que ha derivado en barra libre para soltar burradas sobre los hombres con la excusa del humor. Lo de Díaz es broma, igual que los tuits que dicen que Dua Lipa sale con Romain Gavras porque es feo pero la tendrá grande. La misma gracia con la que se hacían los chistes de tetas y mujeres en la cocina, solo que con pódcast, un formato en el que parece que se puede decir de todo, para hacerlos virales.

Muchas abanderadas del feminismo arrancaron su carrera gritando que no tenían espacio para lanzar el mensaje contra el machismo. Solo unos años después, lo raro es un discurso divergente en medios y política. De ahí que lo repita hasta la vicepresidenta, aunque lo haga como si fuera subversivo cuando en realidad ya es la norma. ¿Y qué hacen siempre los jóvenes con las normas? Ir en contra. Si soy un chaval buscando la identidad y las instituciones me dicen que ser hombre es aburrido y peligroso, igual lo que hago es convertirme justo en eso. Da igual que no sepa la realidad de la violencia machista o los techos de cristal, los cuestiono con la misma rebeldía con la que me dejo el pelo largo que odian mis padres. El manierismo, el moralismo y el tono bronco de ese feminismo ha conseguido una contrarreacción con millones de seguidores en TikTok, en donde afloran chavales influencers machistas que apelan a la libertad de expresión frente a la cancelación.

Si soy un chaval buscando la identidad y las instituciones me dicen que ser hombre es aburrido y peligroso, igual lo que hago es convertirme justo en eso

La deconstrucción que tanto se pidió a los hombres ahora debe hacerla el feminismo. Debe ser el propio movimiento el que rechace su mensaje más tóxico. También el que deje a un lado el lastre de la política, y el tono bronco que convierte en una guerra entre dos bandos la lucha por un objetivo común. Solo así el feminismo comprenderá que lo aburrido es el insulto y lo verdaderamente revolucionario el respeto.

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