Perfil

Ximo Puig, el candidato tranquilo que aspira a un tercer mandato tras las turbulencias

  • El líder del PSPV ha lidiado con la covid, los problemas judiciales de su hermano y la tormentosa dimisión de Oltra.
  • Propone una campaña presidencialista en la que apela a la mayoría para desmarcarse de sus socios del Botànic.
El presidente de la Generalitat, Ximo Puig.
El presidente de la Generalitat, Ximo Puig.
Carlos Gámez
El presidente de la Generalitat, Ximo Puig.

Quizá el actual presidente de la Generalitat, el socialista Ximo Puig, no podía imaginar que, tras revalidar su mandato y la fórmula del Botànic junto a Compromís y Unides Podem con un margen más ajustado del previsto, la segunda legislatura iba a ser la de los sobresaltos. Comenzó con una Dana que arrasó la comarca alicantina de la Vega Baja en septiembre de 2019 y, en marzo de 2020, fue el propio Puig el que anunció la suspensión de las Fallas, el primer impacto psicológico real de la pandemia de covid que estaba por venir y que se iba a cobrar miles de vidas.

De 64 años y natural de Morella (Castellón), de donde fue alcalde durante 17 años, Puig no tenía pensado estar más de dos legislaturas en el cargo, pero ha cambiado de opinión. Aspira a revalidar la Presidencia en un escenario de máxima igualdad, con el bloque PP-Vox por delante incluso en algunas encuestas, y lo hace con un perfil claramente presidencialista que apela a la mayoría e incluso al centro para desmarcarse de sus socios más a la izquierda. De hecho, ese es el aura que se ha ido labrando estos últimos años. En ninguna de las catástrofes ha rehuido el protagonismo, pero tampoco en los grandes anuncios, como el de la llegada de Volkswagen a la Comunitat Valenciana con la gigafactoría de baterías para coches eléctricos, uno de los grandes reclamos del que siempre saca pecho en sus mítines.

Tiene fama de tranquilo y de negociador de amplio espectro. De hecho, cultiva buenas relaciones con los empresarios al tiempo que ha logrado mantener los equilibrios internos de la coalición de gobierno pese a las marejadas. Los más difíciles fueron con la exvicepresidenta Mónica Oltra, que le apretó las tuercas en las negociaciones presupuestarias y en aspectos relacionados con la gestión de la pandemia. La relación entre ambos ya se había deteriorado con motivo del adelanto electoral de abril de 2019, efectuado de manera unilateral por Puig, y se acabó de romper con la dimisión de la también portavoz y consellera de Igualdad a raíz de la gestión del caso de abusos sexuales de su exmarido a una menor tutelada por su departamento.

Sin embargo, los problemas también han acechado a Puig desde el plano más personal y familiar, con la investigación judicial a su hermano por la concesión de subvenciones públicas a empresas de su entorno. El jefe del Consell siempre ha defendido que su hermano tenía derecho a presentarse como cualquier ciudadano, pero que, del mismo modo, deberá ser sancionado si ha hecho algo mal.

Periodista de formación, Puig ha desarrollado casi toda su carrera en el ámbito político. En 1983 fue elegido diputado en Les Corts por Castellón, después pasó por la Diputación de Castellón y entre 1986 y 1995 fue director general de Relaciones Informativas en los gobiernos socialistas de Joan Lerma, con cuya familia política, el lermismo, se ha identificado. Después llegaron la Alcaldía de Morella, su papel de portavoz provincial en Castellón, su paso por Les Corts y el Congreso de los Diputados, y finalmente la secretaría general del PSPV-PSOE, que le abrió las puertas del Palau de la Generalitat en 2015 tras el primer pacto del Botànic con Compromís y Podem.

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