Según un informe, es probable que las ventas de aviones privados alcancen este año el nivel más alto de su historia, lo que supondrá una carga cada vez mayor para el planeta, mientras muchos de sus propietarios escapan a los impuestos de aviación y hay pocos frenos a los gases de efecto invernadero emitidos. Así lo revela The Guardian este lunes.

La flota mundial de jets privados se ha más que duplicado en las dos últimas décadas, y el año pasado se realizaron más vuelos privados que nunca, según un informe de un thinktank publicado el lunes. Las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la aviación privada han aumentado casi una cuarta parte desde la pandemia, cuando en muchos países casi cesaron los vuelos de todo tipo durante un periodo prolongado.

En 2022 se produjeron 5,3 millones de vuelos privados en todo el mundo, según el informe elaborado por el think tank estadounidense Institute for Policy Studies y el grupo estadounidense Patriotic Millionaires, formado por personas adineradas que presionan para que se suban los impuestos sobre el patrimonio.

El año pasado fue la primera vez que la aviación privada superó su anterior máximo, alcanzado en 2007, antes de la crisis financiera de 2008-09 y la recesión mundial. Se prevé que las ventas de jets privados de segunda mano y nuevos alcancen los 34.600 millones de dólares (27.600 millones de libras) este año, frente a los 34.100 millones del año pasado.

Solo representan el 4% del mercado

Aunque los viajes en jets privados sólo representan el 4% del mercado mundial de la aviación, producen unas 10 veces más gases de efecto invernadero por pasajero.

Stephen Prince, vicepresidente de Patriotic Millionaires y fundador de Card Marketing Services, declaró que renunciaba a su avión. "Volar en un jet privado es increíble, es la mejor experiencia de viaje", afirmó. "Pero después de leer este informe, he decidido vender mi jet. Es prácticamente imposible cuadrar cualquier ápice de preocupación por el medio ambiente y la humanidad con el egoísmo supremo de subirme a un gran jet yo solo. Sencillamente, no está bien".

En Estados Unidos, que sigue siendo el líder mundial de los viajes en jets privados y de negocios, los pasajeros de vuelos comerciales subvencionan de hecho los vuelos privados. Los impuestos sobre la aviación privada sólo recaudaron el 2% de los ingresos fiscales que constituyen la principal financiación de la Administración Federal de Aviación, encargada del control del tráfico aéreo, a pesar de que los jets privados representaban el 17% de los vuelos gestionados.

Chuck Collins, coautor del informe y director del programa sobre desigualdad y bien común, del Instituto de Estudios Políticos, declaró: "Los viajes en jet privado de los multimillonarios y los ultra ricos suponen un coste tremendo para el resto de nosotros. No sólo los viajeros de a pie y los contribuyentes subvencionan el espacio aéreo para los jets privados, sino que los pasajeros de alto nivel también contribuyen considerablemente más a la contaminación que los demás pasajeros. Si no podemos prohibir los jets privados, al menos deberíamos gravarlos y exigirles que paguen para compensar sus daños medioambientales y sus subvenciones".