Joaquim Coll Historiador y articulista
OPINIÓN

Atando cabos sobre el ‘posprocés’

Marta Rovira (ERC), en el Congreso de los Diputados, en una imagen de archivo.
Marta Rovira (ERC), en el Congreso de los Diputados, en una imagen de archivo.
EFE
Marta Rovira (ERC), en el Congreso de los Diputados, en una imagen de archivo.

Nada mejor que coger algo de distancia para atar cabos y encontrar el sentido a los avatares del posprocés. ¿Por qué Marta Rovira, secretaria general de ERC, no regresa a España si solo está acusada de desobediencia? ¿Por qué el secesionismo se aferra tanto al catalangate como escándalo de espionaje masivo? ¿Qué relación tienen algunos de los presuntamente espiados con el Tsunami Democràtic? ¿Qué papel jugaron las interferencias rusas en Cataluña, y por qué el Parlamento Europeo reclama una investigación?

El caso de Rovira resulta llamativo porque hasta la irreductible Clara Ponsatí, una vez eliminado el delito de sedición, ha vuelto sin temor de acabar en la cárcel. La dirigente republicana no lo hace porque en las diligencias desarrolladas sobre Tsunami Democràtic, la Guardia Civil la ha situado en la cúpula de esa organización, responsable de los graves altercados tras la sentencia del Supremo sobre el procés en 2019. De todas las acciones, la más grave fue el asalto al aeropuerto de Barcelona, y aunque quisieron presentarse como espontáneas, la investigación demuestra que llevaban tiempo preparándose por la cúpula de Tsunami, de la que formarían parte Rovira, Xavier Vendrell, exconsejero de ERC, Oriol Soler, empresario activista, y un grupo de personas muy cercanas al expresidente Carles Puigdemont, como el jefe de su oficina, Josep Lluís Alay.

Curiosamente, otro de los investigados es Elies Campo, autor del falso informe que dio lugar al catalangate, en el que se denunciaba el espionaje masivo a dirigentes independentistas. Con esa campaña, el secesionismo ha intentado esconder las causas de la actuación del CNI, que no fue otra que investigar quién estaba detrás de Tsunami y la trama rusa del procés. Es revelador que ninguna de las 10 personas que aparecen en el sumario de la Guardia Civil y que figuran también como "víctimas" en el catalangate, haya denunciado su caso en los tribunales de justicia.

Finalmente, el tercer elemento son los vínculos con el Kremlin, cuestión sobre la que tanto ERC como sobre todo Junts pasan de puntillas, pero sobre la que existe muchísima documentación relevante, lo que ha llevado a la Eurocámara a reclamar que se aclare lo sucedido. Será el Centro Europeo para la Lucha contra las Amenazas Híbridas el que lleve a cabo un estudio sobre el peligro que suponen las injerencias rusas para la cohesión de la UE, sus campañas de propaganda y la financiación a partidos antieuropeos. Si el independentismo construyó el catalangate fue para esconder sus responsabilidades penales por el Tsumani y las vergüenzas de la trama rusa del procés. Ya va siendo hora de que el Gobierno español lo denuncie en voz alta, aunque Gabriel Rufián se enfade.

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