Manuel Mostaza Barrios Politólogo y Director de Asuntos Públicos de ATREVIA
OPINIÓN

La alternativa del diablo

La vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, flanqueada por el presidente, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz.
La vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, flanqueada por el presidente, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz.
JJ GUILLÉN / EFE
La vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, flanqueada por el presidente, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz.

La marejada que lleva meses produciéndose en el espacio político ubicado más a la izquierda de la vida pública española no anticipa nada bueno para los intereses electorales del Partido Socialista. La encuesta publicada por este periódico, sumado al seguimiento que se ha hecho desde estas páginas del fenómeno Sumar a lo largo de los últimos meses, muestra que ninguna de las alternativas posibles en la relación entre Unidas Podemos y Sumar es buena para los de Pedro Sánchez

Si ambas formaciones hubieran optado por concurrir juntas, la posibilidad de que la gastada marca morada opacara el brillo de la vicepresidenta podría desmovilizar a una parte de su potencial electorado. Pero, por otro lado, al concurrir por separado, que es lo que parece que va a pasar finalmente, el potencial que Yolanda Díaz tiene –en solitario– de movilizar electorado del Partido Socialista puede ser letal para las aspiraciones de los de Pedro Sánchez de obtener un buen resultado a finales de este año. 

De acuerdo con los datos de la encuesta, los socialistas perderían casi un 10% de su electorado, el más izquierdista, que migraría a Sumar, a lo que hay que añadir ese 8%, más centrado, que se va al Partido Popular. Para la fuerza liderada desde las ondas por Pablo Iglesias el resultado es demoledor, perdiendo todo su peso electoral y configurando un grupo electoral que tendría dificultades para llegar a los diez diputados, poniendo así punto final a un modelo de hacer política (el de «el cielo se toma por asalto») que llegó a obtener setenta y un diputados al Congreso en la primavera de 2016.

A ello hay que sumarle elementos como que ese interés que la ferrolana despierta entre el electorado socialista le lleva a tener la misma valoración que el presidente del gobierno entre sus propios votantes. Hay un perfil de izquierdas que parece encontrar, como ha pasado en Madrid estos últimos años, una opción intermedia entre Podemos y el PSOE, con formas más amables y una estética más moderna que la que ofrecen en la actualidad ambas formaciones ante el rechazo claro que provoca Pablo Iglesias (tres de cuatro españoles prefieren que no vuelva a la primera línea política).

Esta división a su izquierda, sumada a la imposibilidad del Partido Socialista de crecer por el centro, dibuja un escenario muy negativo para la formación que sostiene al gobierno, pese a los cantos de sirena del CIS: el espacio electoral no crece; simplemente se distribuye de otra manera. Y es que, desde el punto de vista socialista, las dos alternativas posibles para Sumar (con Podemos o en solitario), son las de diablo.

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