Con el anuncio de la primera Ley de Vivienda de la historia de la democracia, el presidente Pedro Sánchez nos demuestra, de nuevo, que su principal preocupación es la de resolver las cuestiones que, verdaderamente, importan a la gente. Lo han leído bien: primera Ley de Vivienda de la democracia. Yo tengo 47 años, nacida en época de democracia y jamás, hasta ahora, un gobierno de mi país se había planteado la redacción de una ley que garantice el legítimo derecho a la vivienda.

Esta norma protege los parques públicos de vivienda y prohíbe la venta de inmuebles a los fondos de inversión, y esto es importantísimo, sobre todo cuando venimos de una época en la que hemos visto la venta de numerosos inmuebles a los fondos buitres y hemos visto nacer y crecer a la SAREB, conocida comúnmente como “el banco malo”.

Incentivar la vivienda protegida en alquiler a precio limitado, establecer mecanismos de contención de precios en las zonas tensionadas, topar al 2% el incremento de la renovación anual del alquiler o poner a disposición 100.000 viviendas para alquiler social, son medidas que están contempladas en esta nueva ley.

Además, el pasado domingo, el presidente del Gobierno anunció el desbloqueo de 50.000 viviendas de la Sareb para destinarlas al alquiler público. 

Yo nací, me crie y vivo en Cataluña. Pues bien, para todos los catalanes y catalanas, con los datos en la mano, vamos a ser una de las Comunidades Autónomas más beneficiadas por esta medida en particular y por la nueva ley en general.

Esta ley va a tramitarse con urgencia en el Congreso y por su prisa ya está recibiendo sus críticas. Miren, sin un hogar difícilmente podremos ejercer el resto de nuestros derechos así que, apretemos el acelerador de la tramitación porque la necesidad de ofrecer a las familias un hogar digno no tiene ya más tiempo de prórroga por ofrecer.