El último informe de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) asegura que el intervalo de 12 meses anteriores al mes de marzo de 2023 ha representado un resultado de sequía meteorológica, con un mes de febrero anormalmente seco: "España entró en una sequía de larga duración a finales de 2022, y continua en esta situación a comienzos de marzo de 2023", detallan. 

Actualmente, las cuencas más afectadas por la sequía de larga duración son las del Guadalquivir, Sur y Pirineo oriental, como se recoge en el documento, donde se indica también que, respecto a las temperaturas, es la primera vez que cinco inviernos consecutivos son catalogados como cálidos o muy cálidos.

Teniendo esto en cuenta, la predicción de lluvias de la Aemet para el trimestre abril-mayo-junio de 2023 se espera con promedio normal, aunque en algunas zonas podría ser mas lluvioso de lo habitual, mientras que en otras, como en la vertiente mediterránea y Baleares, se espera una primavera más seca de lo normal.

El mes de abril podría ser el más seco de la serie

Esta predicción contrasta con el dato del mes de abril. En los 12 primeros días de este mes, solamente se han acumulado en el conjunto de España 3 litros por metro cuadrado. Esta cantidad es muy inferior a lo normal en este mismo periodo. De hecho, el mes de abril más seco de la serie histórica es el de 1995, que acumuló 23 l/m² en todo el mes.

De este modo, "si la última semana del mes no es muy lluviosa, podríamos acabar abril de 2023 como el más seco de la serie", explica la Aemet en una publicación de su cuenta oficial de Twitter.

La predicción apunta a que en los próximos 10 días del mes de abril podría llover algo en el tercio norte peninsular, pero lo más probable es que continúe el tiempo seco en la mayor parte de España.

"Aunque no está claro qué sucederá con las precipitaciones (hasta junio), no parece probable, salvo que mayo sea extraordinariamente lluvioso, que salgamos de la sequía meteorológica esta primavera", sentencia la Aemet.

En cuanto al verano, se esperan unas temperaturas, de nuevo, superiores al promedio normal, lo que conlleva unos índices de riesgo de incendios que podrían alcanzar valores muy altos como consecuencia de las altas temperaturas.