Mariano Gistaín Periodista y escritor
OPINIÓN

A Dios subrogando y con el mazo dando

Ana Obregón presenta por fin a su nieta e hija de Aless Lequio, Ana Sandra
Ana Obregón presenta por fin a su nieta e hija de Aless Lequio, Ana Sandra
Europa Press
Ana Obregón presenta por fin a su nieta e hija de Aless Lequio, Ana Sandra

La mejor solución ante la depravación de comprar niños alquilando vientres es que la madre subrogada forme parte de la familia de pleno derecho.

He sucumbido al titular fácil tuneando el refranero. Pero es que la Semana Santa y el verbo de moda lo piden. “Subrogar” también podría significar “rogar con poca o ninguna fe”, algo muy común. El bombo de las procesiones –viacrucis, calvario– evoca el “bombo” de las madres subrogadas.

Recientemente ha salido el segundo episodio de Ana Obregón, que explica que la niña es de su hijo fallecido en 2021. Exclusiva en segunda entrega del HOLA!, que ya se hace cómplice y altavoz de la ilegalidad legalizada de facto de comprar un bebé en USA. Hay al menos una peluquería que anuncia que ya no comprará más esa revista. Se supone que no es la peluquería a la que va Ana Obregón.

Ante el escándalo por la compra de bebés y el alquiler de madres, y dado que en ciertos estados de Estados Unidos y en otros países la práctica va a seguir siendo legal propongo una idea absurda para, al menos, rescatar a la madre alquilada y, de paso, rescatar también a los millonarios que recurran a esa práctica. Hay que reconocer que la primacía absoluta del dinero siempre ha estado muy mal vista (sobre todo por los que no lo tienen, la gran mayoría). Así que a los primeros que les interesa salvar la imagen y no pasar por desaprensivos 'alquilamadres' es a los propios futuros clientes, que serán cientos o miles. Malas noticias para Ferrari: el lujo es un bebé de madre subrogada.

La propuesta es que la madre alquilada para concebir y tener al bebé pase a formar parte de la familia que la contrata como miembro de pleno derecho. Los primeros beneficiados serían los bebés, que tendrían dos madres en la misma jugada.

Según dicen la prioridad en estos asuntos es el bebé pero es mentira, ya que no puede decidir y es sujeto pasivo, sometido a los deseos de sus padres adoptivos y, en algunos casos, a los deseos de un padre fallecido y de su ADN congelado algo que, cuando el bebé sea mayor le dará que pensar.

Algún vínculo tendrá el recién nacido con su madre natural, que lo ha llevado nueve meses en su seno y le ha dado la vida. Sin duda para el bebé y su mami auténtica el vivir juntos en la misma familia, ambos con todos los derechos, sería una bendición. Aunque quizá habría que retocar algún artículo de algunas leyes para adoptar a la madre a la vez que al hijo, se podría hacer en un finde, como cuando se retocó la Constitución Española para priorizar el pago de la deuda y otras chapuzas más recientes que están, ya olvidadas, en la mente de todos.

Para que prospere esta idea es obvio que los que han de sentir que les beneficia son los padres, los clientes, que son los que pagan = deciden. Así que los argumentos de oro de esta propuesta van para ellos:

Primero, se quitan la mala fama de alquilavientres.

Segundo: rescatan a una persona de la miseria y la adoptan para que forme parte de su familia. Esto mola muchísimo. (Subsidiariamente es una fórmula para suavizar el proclamado declive de la meritocracia, de manera que los adoptantes clientes serían casi filántropos).

Tercero: al salvar a la madre de alquiler de esa infame condición evitan que siga alquilando su vientre, cosa que volverá a hacer porque es un “trabajo” que está muy mal pagado. De esa forma los clientes conseguirán la exclusividad de la madre. Lo cual implica, ojo, que el bebé no tenga en el futuro varios hipotéticos hermanos de madre más o menos desconocidos, lo que podría crear conflictos en la familia.

Cuarto: si en el futuro desean tener otro bebé siempre pueden recurrir, si ella quiere, a la madre del primero que a fin de cuentas ya es de casa. Y, por lo tanto, ya no hay que pagarle, de manera que si se aspira a una familia numerosa es un ahorro.

Quinto: (aunque sea irrelevante para los deseos del cliente a corto plazo, en el futuro lo agradecerá) el bebé estará mucho mejor y cuando crezca no tendrá motivos para odiar a sus padres-clientes, ni buscará a su auténtica madre, porque siempre habrá estado con ella, en la misma familia, etc.

Sexto: en el caso de que la familia subrogante o adoptante viva de vender exclusivas o de sus millones de seguidores, el incluir a la madre subrogada en la familia aumentará exponencialmente la producción y venta de contenidos. Al ser la madre miembro de pleno derecho de la familia (con el preceptivo retoque legal) no podrá ser tratada como esclava, criada, chacha, ama de cría, mucama, etc.

Incluso, si es espabilada y aprende los códigos de la fama en su nuevo ambiente (se supone que cuando se alquila una madre ya ha pasado todos los test no solo sanitarios y genéticos sino también de inteligencia) podrá emanciparse y ser celebrity por cuenta propia.

Si se da el caso de que la madre se encumbra en el estrellato de la fama es posible que gane más que los adoptantes –¡y durante más tiempo!– por lo que, para hacer las cosas bien (con seguridad jurídica) al reformar las leyes habría que fijar que los beneficios fueran en régimen de bienes gananciales. A todos los efectos el contrato sería doble: de alquiler de madre y de matrimonio técnico o similar.

En general, todo son ventajas. El que lo haga primero, antes que la presión social obligue a legislar mal, se llevará todas la exclusivas. La misma Ana Obregón podría acogerse a esta modalidad y así qué bien todos contentos. Quizá ya lo ha hecho y nos sorprende el próximo miércoles.

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