Borja Terán Periodista
OPINIÓN

40 años con Espinete: la historia detrás del erizo rosa que nos conquistó

Espinete en la cabecera de 'Barrio Sésamo'
Espinete en la cabecera de 'Barrio Sésamo'
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Espinete en la cabecera de 'Barrio Sésamo'

Barrio Sésamo’ llegó a España a finales en 1979 con una Gallina Caponata que no terminó de conectar con el público. La dirección de TVE notó el interés descafeinado y pidió al creador de los teleñecos, Kermit Love, que diseñara un muñeco más español. En principio, se dice que pensaron en un águila. A Kermit la propuesta le dio susto, como le hubiera dado a los niños. Estaba demasiado liado como para intentar crear una empática ave de presa y convenció a los responsables de Televisión Española para que se quedaran con un erizo gigante rosa que, en realidad, había concebido para el ‘Barrio Sésamo’ de Israel. Le quitó el peto con el que vestía en el otro país y, desnudo, lo envío para los estudios de Prado del Rey. Hubo dos versiones del disfraz, el importado de aparataje más complejo que se utilizó en las pruebas y otra más artesanal, que se hizo a medida en Nueva York. Era más imperfecto, era más risueño, era más único.  Aunque no pudiera mover la boca y las dos manos al mismo tiempo.

Esta semana, se cumplen 40 años desde que conocimos a Espinete. Ya habíamos tenido nuestro propio Barrio Sésamo, pero las generaciones que crecieron en aquella época generaron un vínculo especial con aquel erizo que se estrenó en TVE un 4 de abril de 1983 y que se ganó rápido su complicidad. Porque era como un niño más. No hablaba repipi, simplemente era tan travieso como nosotros. 

Dentro del asfixiante disfraz, Chelo Vivares. Su voz y su expresividad interpretativa consiguieron que el muñeco resultara apasionantemente entrañable e increíblemente vivo. Curtida en escenarios, Vivares incluso tenía capacidad para improvisar durante la grabación, transformando el fallo en un extraordinario gag que enriquecía el guion. Ni siquiera hacía falta repetir, había mejorado la historia. Como cuando el programa se adelantó al fenómeno drag queen vistiendo a Espinete de Espinilla y, entonces, se le cayó la pestaña postiza gigante...

Nadie se cuestionaba las tramas. Porque aquel 'Barrio Sésamo' ponía a niños y mayores a ver la tele con la ingenuidad de la desprejuiciada mirada abierta de la curiosidad infantil.  Con color, canciones y juegos, las tramas del Barrio Sésamo español, intercaladas con grabaciones dobladas de la versión norteamericana, ejercieron su función de educar y despertar el germen del espíritu crítico intentando enseñarnos cómo éramos, en plena edad del pavo de la democracia.

La última vez que TVE mostró el disfraz original de Espi encarnado por Chelo Vivares fue en la gala infantil del quincuagésimo aniversario de la cadena pública. Ahí también estuvo Juan Ramón Sánchez, que daba vida a Chema, el panadero. El día antes, Sánchez intentó rehabilitar con sus propias manos los ojos caídos del muñeco. Más tarde, Espinete reapareció de nuevo, esta vez poseído por las perversas mentes de ‘La hora chanante’. Sucedió en un corrosivo sketche en 'Ruffus & Navarro', un intento de recuperar a Pepe Navarro en el late night de La 1 allá por 2006.

Fue la última vez que vimos a Espinete, antes de que se perdiera con otros tantos vestuarios, patrimonio de la historia audiovisual española. Prendas singulares que estaban guardadas en unos almacenes de los derruidos Estudios de Color de TVE, que no sobrevivieron a la contaminación por partículas de amianto.

Con la voz de Joaquín Reyes, el verdadero y mítico disfraz original de Espinete se despidió de la tele sin saberlo. Aunque, esa noche, ya no parecía Espinete. No era Espinete, era otra cosa. Porque Espinete sin Chelo no es Espinete. El carisma de los muñecos que se hacen inmortales en nuestra memoria tiene mucho que ver con la sensibilidad de sus intérpretes. Y Chelo Vivares regaló alma a Espinete.

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