Las obras para prolongar la L8 de FGC agudizan la agonía del parque Joan Miró de Barcelona

Un cartel en el parque de Joan Miró reclama que no se talen árboles.
Un cartel en el parque de Joan Miró reclama que no se talen árboles.
MIQUEL TAVERNA
Un cartel en el parque de Joan Miró reclama que no se talen árboles.

El parque de Joan Miró de Barcelona está desde hace años pendiente de una reforma, tampoco empiezan las actuaciones provisionales para mejorar su zona más degradada, los perros sueltos "se han hecho los dueños" del espacio, cuentan desde la Associació de Veïns de l’Esquerra de l’Eixample, y ahora, dicen, ha llegado "la bomba". Lo explica su vocal de Urbanismo, Xavier Riu, que señala que se enteraron de que este espacio verde se convertirá en el centro de operaciones de las obras para prolongar la L8 de los Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC), que está previsto que empiecen en verano. Eso comportará la afectación de un tercio de su superficie durante cinco años y la tala de unos 174 árboles, de los que solo se contempla replantar alrededor de 40. Los demás se sustituirán por otros nuevos.

"Si en vez de parque, hubieran tenido casas, habrían encontrado una solución para situar el centro de operaciones de las obras. Que se esfuercen en buscar una", apunta Riu. Además, considera una "animalada" que se talen en un momento de "emergencia climática" los "únicos árboles de más de 40 años que tiene el parque", uno de los pocos pulmones verdes de grandes dimensiones en el distrito. Se queja también del "polvo" y la circulación de camiones que generarán los trabajos de FGC.

Una vista aérea del parque Joan Miró.
Una vista aérea del parque Joan Miró.
MIQUEL TAVERNA

Explica, además, que no solo está en contra de que los corten la Associació de Veïns de l’Esquerra de l’Eixample, sino una veintena de entidades, entre ellas, Camí Amic, Eixample Respira, Jardins d’Emma y las asociaciones de madres y padres de alumnos de dos centros educativos cercanos: la escuela Joan Miró y el instituto Ernest Lluch. Ya han protagonizado varias manifestaciones en el parque.

El Ayuntamiento, en este caso, apoya las quejas ciudadanas. La teniente de alcaldía de Ecología y Urbanismo, Janet Sanz, aseguró que no aceptarán "destrozar el parque Joan Miró" con las obras de la L8 y que le han pedido al Departamento de Territorio de la Generalitat "una alternativa". Fuentes municipales señalan que "a través del Institut Municipal de Parques y Jardines, se emitió un informe negativo sobre la actuación", que se envió al ejecutivo catalán. Además, el 21 de marzo, BComú llevó a la Comisión de Urbanismo una propuesta para pedir "preservar el parque Joan Miró de la ejecución de las obras". "La Generalitat nos ha trasladado que se ponen a estudiar una alternativa", aseguran las mismas fuentes.

Desde Territorio, confirman que "el Govern tiene abiertas negociaciones con el Ayuntamiento" de cara a buscar una opción que no sea el parque o "medidas que puedan minimizar el impacto de una obra de esta magnitud". Apuntan, sin embargo, que "el plan de afectación está pactado" con el Consistorio, que aunque en 2021 presentó "alegaciones al proyecto constructivo", entre las que había una que pedía buscar una propuesta alternativa a este espacio verde, "aceptó" que esta se desestimara. 

Los vecinos no quieren que se talen árboles.
Los vecinos no quieren que se talen árboles.
MIQUEL TAVERNA

Por ahora, señalan, además de talar alrededor de 174 árboles –el número definitivo lo determinará la adjudicación de las obras–, está previsto retirar "bancos, papeleras, barandas y una marquesina". Detallan que en el parque se contempla "implantar la zona logística de explotación de la tuneladora que perforará el túnel" para alargar la L8 de FGC. "Allí se emplazarán tierras excavadas y los elementos auxiliares de la obra", afirman, y añaden que esta ya se encuentra en licitación, con el objetivo de adjudicarla para que sea posible empezar a trabajar en verano. La afectación, indican, no durará cinco años, sino tres.

El Govern estima poner en funcionamiento la prolongación de la L8 de FGC entre 2029 y 2030, tras unos trabajos que costarán 430 millones de euros. El nuevo tramo, que unirá las estaciones de Plaça Espanya y Gràcia, tendrá unos cuatro kilómetros y dos paradas intermedias en Francesc Macià y el Hospital Clínic. Se calcula que permitirá que la línea pase de 23 millones de viajes anuales a 38 millones.

Los vecinos, además de criticar la ocupación del parque por las obras de los Ferrocarrils, temen que estas retrasen la transformación integral de este espacio verde, que está pendiente. "Tiene más de 40 años y necesita una reforma general", apunta Riu. "El gobierno municipal empezó a trabajar un plan director para evaluar las intervenciones a hacer en el parque, priorizando actuaciones en el entorno de la biblioteca, y ahora habrá que encajar la afectación de FGC", dicen al respecto desde el Ayuntamiento.

El foso, sin agua.
El foso, sin agua.
MIQUEL TAVERNA

Riu señala que los alrededores de la biblioteca "están muy dejados". "El foso hace 10 años que no tiene agua, los setos están mal y se acumula suciedad", dice. Explica también que en el porche del edificio dormían personas sin hogar, hasta que hace poco el Consistorio lo cerró. Sin embargo, el Ayuntamiento aún tiene pendiente en esta zona del parque plantar nuevo arbolado, instalar pérgolas que den sombra y arreglar el foso para volverlo a llenar de agua, según una propuesta que presentó a los vecinos en un Consell de Barri. Fuentes municipales explican que "se está redactando el proyecto ejecutivo y el objetivo es empezar las actuaciones entre finales de 2023 y principios de 2024". De momento, no obstante, el foso sigue vacío, y desde hace alrededor de un par de meses, los 'skaters' se han apropiado de él. Incluso han montado dentro estructuras para patinar.

Un 'skater' en el foso.
Un 'skater' en el foso.
MIQUEL TAVERNA

Otro "problema difícil de gestionar" que tiene el parque, explica el vocal de la Associació de Veïns de l’Esquerra de l’Eixample, es que "los perros sueltos" se han apropiado del espacio "y solo hay reductos donde los niños pueden jugar". "La zona de césped cercana a la calle Tarragona se ha convertido en un pipicán", asegura.

Un perro en el parque Joan Miró.
Un perro en el parque Joan Miró.
MIQUEL TAVERNA

El parque de Joan Miró, además, acoge un cuartel de bomberos que debía ser provisional, pero que lleva allí 12 años, desde que se cerró el de la calle Provença.

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