
Es lo que le pasó a Fayna Bethencourt, con el agravante de que durante un tiempo lo hizo ante las cámaras de televisión y todos vimos como Carlos Navarro, El Yoyas, tenía el perfil claro de maltratador. Pero la sociedad entonces pensaba diferente, si es que hasta el apodo era porque iba repartiendo: "Placa, placa", decía, y el resto nos reíamos. ¡Qué sentido del humor tan equivocado teníamos! Lo peor es que cuando Fayna sacó fuerzas para denunciarlo, nos hemos atrevido a juzgarla. No cometamos un segundo error.
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