Nazis, crisis, secretos y trenes... Auge y caída del Credit Suisse hasta acabar comprado por su principal rival

Oficinas de Credit Suisse.
Fachada de las oficinas de Credit Suisse.
EFE
Oficinas de Credit Suisse.

Nos quedan pocas certezas. Los mitos se derrumban en todo tipo de saber y disciplina. Tarde o temprano, todo héroe enseña las costuras; toda verdad muestra su límite, su truco. Lo último: sabíamos que los bancos pueden ser gigantes con pies de barro, pero creíamos que eso no les pasaba a los de Suiza. Pero también.

Credit Suisse ya es historia como banco autónomo. Ahora es propiedad de su rival suizo, UBS. Aunque no parece que el movimiento haya servido: esta mañana las acciones de Credit Suisse se han llegado a desplomar un 60% pese a ser adquirido un banco saneado, fuerte y estable.

Pero antes de este final que no acaba de serlo, cuál es la historia de Credit Suisse y cuándo empezaron las cosas a torcerse.

Un banco para financiar los trenes suizos

El banco se fundó en 1856. En 2022, 166 años después, daba empleo a más de 50.000 personas en todo el mundo. Con sede principal en la ciudad de Zúrich, era un ejemplo de lo que considerábamos un banzo suizo, es decir, de estricta confidencialidad y secreto bancario.

Era un ejemplo de lo que considerábamos un banzo suizo: estricta confidencialidad y secreto bancario

Credit Suisse se fundó en 1856 para financiar el desarrollo del sistema ferroviario suizo. Emitió préstamos que ayudaron a crear la red eléctrica suiza y el sistema ferroviario europeo. Con el nuevo siglo, empezó a orientarse hacia la banca minorista en respuesta al ascenso de la clase media y a la competencia de los bancos suizos Julius Bär y, precisamente, UBS.

El olor del dinero nazi

A lo largo del siglo XX, Credit Suisse no hizo sino expandirse. Empezó a dirigirse a los consumidores y a la clase media con ventanillas de depósitos, cambio de divisas y cuentas de ahorro. La primera sucursal fuera de Zurich se abrió en 1905 en Basilea.

Tras el rescate fallido del Banco Nacional Suizo que puso en la mesa más de 50 mil millones de dólares.
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Tras la Segunda Guerra Mundial, adquirió varios bancos. Algunos de ellos fueron vinculados a cuentas bancarias utilizadas en Alemania por miembros de partido Nazi en la década de 1930. Por si fuera poco, los supervivientes del Holocausto tuvieron problemas para recuperar los activos de los familiares que habían muerto en campos de concentración sin certificado de defunción. El asunto acabó años más tarde, en 1996, en una demanda colectiva que se resolvió en 2000: Credit Suisse tuvo que pagar 1.250 millones de dólares.

Negocios en América

En 1978 se asoció con First Boston, para luego comprar una participación mayoritaria del banco estadounidende en 1988. De 1990 a 2000, la empresa compró instituciones como Winterthur Group, Swiss Volksbank, Swiss American Securities y Bank Leu.

Entre los mayores accionistas institucionales de Credit Suisse figuran el Saudi National Bank (9,88%), Qatar Investment Authority y BlackRock (alrededor del 5% cada uno), Dodge & Cox, Norges Bank y el Saudi Olayan Group. De su mano logró ser uno de los bancos menos afectados durante la crisis financiera mundial de 2008.

Tras la crisis, evasión, blanqueo, multas...

Cuando lo peor se supone que había pasado, Credit Suisse empezó a escorarse. Redujo su negocio de inversión, ejecutando despidos y recortando costes. Y lo peor, pasó a ocupar los titulares de la prensa por verse envuelto en varias investigaciones internacionales por evasión fiscal.

El banco ayudaba a sus clientes más adinerados a evadir el pago de impuestos en EE UU y a blanquear capitales

El asunto acabó en 2014 con una declaración de culpabilidad y la confiscación de 2.600 millones de dólares en multas entre 2008 y 2012. Credit Suisse ayudaba a sus clientes más adinerados a evadir el pago de impuestos en Estados Unidos y a blanquear capitales. La multa sirvió para evitar que la investigación del gobierno estadounidense desembocara en una condena penal.

El Consejo de Estabilidad Financiera lo consideraba un banco de importancia sistémica mundial. Pero en 2022 sufrió la retirada de liquidez por valor de 123.200 millones de francos suizos (126.000 millones de euros). En 2021 tuvo unas pérdidas de 1.600 millones de euros; pero es que en 2022 las quintuplicó, hasta 7.400 millones de euros.

Los "Secretos Suizos"

En febrero de 2022, la investigación de un consorcio de 167 periodistas de varios medios destapó que durante años Credit Suisse guardó fortunas de personas ligadas a la corrupción procedentes de todo el mundo. Entre ellos hubo empresarios sancionados o violadores de los derechos humanos y todo por un valor conjunto de unos 100.000 millones de dólares.

Credit Suisse guardó fortunas de personas ligadas a la corrupción procedentes de todo el mundo

La investigación, bautizada como los "Secretos Suizos", analizó los datos filtradas hace un año al periódico alemán Süddeutsche Zeitung por una persona no identificada. Se encontraron 18.000 cuentas bancarias, correspondientes a 37.000 personas o empresas, en el 99% de los casos de fuera de Europa.

Vista de la cotización de Credit Suisse en Wall Street.
Vista de la cotización de Credit Suisse en Wall Street.
JUSTIN LANE

El informante dijo al consorcio mediático en una nota que las leyes de secreto bancario suizas eran inmorales: "El pretexto de proteger la privacidad financiera es una mera hoja de parra que cubre el vergonzoso papel de los bancos suizos como colaboradores de los evasores fiscales".

El pretexto de proteger la privacidad financiera es una mera hoja de parra que cubre el vergonzoso papel de los bancos suizos como colaboradores de los evasores fiscales"

La filtración, que sigue la estela de otras como los "Papeles de Panamá", reveló que Credit Suisse abrió cuentas y sirvió como clientes en un periodo comprendido entre 1940 y la década de 2010 "no solo a los ultra ricos, sino también a personas cuyas situaciones problemáticas habrían sido obvias para cualquiera que pusiera sus nombres en un motor de búsqueda".

Un plan de reestructuración fallido

Tampoco el banco suizo ha tenido suerte con las personas, con sus últimos gestores. Hace un año, su presidente, Antonio Horta-Osorio, tuvo que dimitir al saberse que había asistido a un evento deportivo en plena cuarentena de la pandemia del Covid.

Le sustituyó Alex Lehman. El ahora presidente, el banquero que ha tenido que asumir la compra por UBS, no estuvo fino el pasado mes de diciembre cuando en un medio de comunicación dijo que Credit Suisse estaba obteniendo un retorno de liquidez cuando, en realidad, pasaba lo contrario: se le escapaban capitales. El regulador financiero de Suiza le investigó por ello.

En octubre, Lehman intentó que el banco levantara el vuelo con un plan de reestructuración. Hubo 9.000 despidos, se recortaron un 15% los gastos y se aprobó una ampliación de capital de más de 4.000 millones de euros. Fue así como el Banco Nacional Saudí se convirtió en el principal accionista.

Al final, no ha servido de nada. Credit Suisse es hoy propiedad de UBS, su principal competidor suizo.

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