La ruptura de Mario Vargas Llosa y Patricia Llosa, con quien estuvo cinco décadas, fue un jarro de agua fría para sus tres hijos, Álvaro, Morgana y Gonzalo, quienes no entendían que su padre echase todo por la borda para comenzar una relación con Isabel Preysler. De eso han pasado ya unos años y en los últimos meses la situación ha cambiado radicalmente.

El pasado 28 de diciembre salió a la luz la separación del escritor y la socialité y poco después Vargas Llosa se dejó ver por Madrid con su exmujer, con quien fue a comer a un restaurante, también junto a su hijo Gonzalo y sus nietas.

Desde entonces, el Nobel ha mostrado que la reconciliación con su familia no puede ir mejor, pues juntos han protagonizado importantes momentos como su ingreso en la Academia Francesa. Quizá esto esté haciendo que el escritor haya vuelto en muy poco tiempo a su vida anterior a la relación con Isabel Preysler.

Mario parece estar retomando su relación con Patricia Llosa, con quien el fin de semana pasado acudió al enlace de Josefina Vargas Llosa, su nieta, que se celebró en la basílica y convento de San Pedro de Lima.

Tal y como han mostrado sus hijos en las redes sociales, la familia ha disfrutado de unos días  muy emocionantes en los que derrocharon gran unidad. En esa celebración, que duró varios días, pudieron gozar de varios almuerzos y cócteles antes del crucial momento del 'sí, quiero'.

Sin embargo, no todo iba a ser movimiento festivo en la nueva vida de Mario. Su hijo Álvaro ha compartido unos instantes del escritor en su antigua casa de Lima. "Trabajando, el día después, escoltado por el Pacífico, en el escritorio donde escribió Historia de Mayta y tantas más", ha afirmado orgulloso.

De esta manera, el literario está recuperando una rutina tranquila alejándose de toda la repercusión mediática que tiene desde que comenzara su relación con Isabel Preysler. Ahora sólo tiene tiempo para disfrutar de su familia y continuar trabajando en el mundo de la escritura.