La nueva vida de Íñigo Onieva: adiós al ocio nocturno y una unión total con la Iglesia para redimirse de sus pecados

En apenas unos meses la vida de Íñigo Onieva ha cambiado por completo. Ha pasado de tener una rutina marcada por el mundo de la noche, las salidas y las fiestas a hacer todo lo posible para que Tamara Falcó se olvide de sus infidelidades, que a punto estuvieron de lapidar por completo su relación.

El empresario ha conseguido cambiar en poco tiempo las discotecas por las iglesias a sabiendas de que la religión es el pilar fundamental en la vida de su futura mujer. De hecho, gracias a ella ha podido alcanzar su reconciliación, con la misa el gallo del 24 de diciembre como fecha clave.

Para hacer feliz a Tamara, la principal promesa que le hizo de cara a su nueva oportunidad, Onieva ha comenzado por dejar radicalmente su unión con el ocio nocturno abandonando su labor como relaciones públicas e imagen de Lula Club. Ahora tan solo es un socio minoritario, por lo que no tendría ni que pisar más el establecimiento.

La propia hija de Isabel Preysler, más que feliz con la decisión de su novio, lo confirmó en la presentación de su colección para Pedro del Hierro en la MBFWM: "Iñigo dejó su trabajo, porque él mismo vio que no le llevaba a ninguna parte".

Ese adiós al mundo de la noche se ha visto acompañado por un gran apego a la Iglesia, siendo su primera gran toma de contacto en plena polémica ruptura. Íñigo decidió hacer el Camino de Santiago cuando todo parecía acabado entre ellos, con el fin de reencontrarse y, quizá también, sorprender a Tamara.

Su camino en la fe ha continuado aún más desde que se reconciliasen, puesto que ya se les ha visto en algunas iglesias de la capital, como es el caso del convento de las Salesas Reales, lugar donde se iban a dar el 'sí, quiero' antes de conocerse las infidelidades, o de la de iglesia de Santa Bárbara, a donde acudieron el pasado domingo junto a otra pareja de amigos.