Los españoles han reducido la ansiedad por la guerra en Ucrania, pero aumenta el estrés debido a los efectos colaterales en la economía

Ciudadanos en una calle de Bilbao
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Ciudadanos en una calle de Bilbao

Enrique Parada, profesor de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid y especialista en emergencias, tiene bajo tratamiento a varios pacientes con ansiedad asociada a una preocupación obsesiva por la amenaza de una inminente III Guerra Mundial o de una explosión nuclear catastrófica por la guerra en Ucrania.

Sin embargo, este especialista reconoce que los casos de personas con ansiedad por la geopolítica son muy poquitos y afectan a gente que, por su personalidad, "está poniendo el foco en la incertidumbre y ambigüedad de la guerra". Mientras tanto, la sociedad española ha vuelto a probar este último año su gran capacidad de adaptación, dice. "Aunque eso no significa que no estemos experimentando estrés", puntualiza.

Un año después del inicio del conflicto bélico, el primero en Europa en el siglo XXI, varios expertos en salud mental consultados por 20minutos coinciden en que la ansiedad de los españoles por una guerra mundial ha dado paso al estrés por los efectos colaterales de la crisis ucraniana en la economía: la subida de precios de los combustibles, de los productos agrícolas y de los intereses que encarecen sus hipotecas.

El psicólogo Parada explica que el impacto directo de la guerra en la economía nacional ha provocado el cambio de dinámica. "Si antes la sociedad miraba directamente a Ucrania y a las fronteras del conflicto, ahora el foco está puesto en las consecuencias que estamos notando. Esto genera un estado de estrés, especialmente a aquellas personas que han tenido que hacer ajustes importantes en términos de hipotecas y otros gastos", asegura. Este experto en emergencias considera que la evolución es "lógica y adecuada". Y agrega: "Miramos la fuente objetiva de nuestra dificultad, lo controlable, y enfocamos la atención ahí. Eso es lo que está haciendo ahora la mayor parte de la población española".

Las fases psicológicas de la guerra

Por su parte, el psicólogo relacional y tutor de la Universidad Oberta de Cataluña (UOC) Enric Soler distingue tres fases en el proceso psicológico que han experimentado los españoles en un año de guerra. "En un primer lugar nos aumentó la ansiedad, que no es otra cosa que el cociente de la percepción de una amenaza dividida por los recursos que percibimos que tenemos para afrontarla. Como personas individuales, como europeos, vimos que no tenemos ningún margen para parar la guerra, y la amenaza es total, así que imagínate. Vimos una amenaza muy grande con cero recursos, lo que hizo que los niveles de ansiedad se dispararan en su momento".

"Las personas se han ido acostumbrando a recibir noticias de muerte y destrucción y se han ido protegiendo contra estos impactos psicológicos que implica de ver lo que está ocurriendo"

En una segunda fase, "las personas se han ido acostumbrando a recibir noticias de muerte y destrucción y se han ido protegiendo contra estos impactos psicológicos que implica de ver lo que está ocurriendo", explica. Ahora, advierte, cuando ya ha pasado un año y no parece que el conflicto tenga un fin cercano, "lo que se percibe más son los efectos colaterales que tiene la guerra".

Así, "hay gente en España que, a causa de la guerra en Ucrania, no puede poner la calefacción a los mismos niveles de confort de antes. También suben los intereses y gente que no tiene nada que ver con el conflicto será expulsada de su casa porque no podrá hacer frente a las hipotecas. Es ahora cuando tenemos conciencia de estar todos interconectados".

Menor preocupación, mayor estrés

Los estudios sociológicos del CIS y la encuesta DYM corroboran la situación dibujada por los expertos en salud mental sobre el salto de los españoles de la ansiedad al estrés. La preocupación general por la guerra desciende, pero en paralelo sube el estrés por los efectos del conflicto en la economía nacional.

El barómetro de marzo de 2022 dijo que el 86,4% de los españoles estaba muy preocupado por Ucrania. Una de cada dos personas veía riesgo de guerra nuclear por la invasión rusa y el 95,7% consideraba que la guerra un asunto que concernía a la UE, no solo a Rusia y a Ucrania. Ya se identificaba también por entonces que los precios de los carburantes y de los suministros agrícolas así como la situación económica de los españoles se iba a resentir por la guerra.

El barómetro de enero de 2023, el más reciente, reflejaba una disminución de la preocupación por la guerra. Ahora son siete de cada diez españoles los que se dicen preocupados por la guerra, siguen siendo mayoría, pero representa una reducción de casi 15 puntos porcentuales. Además, la guerra ha bajado varios puestos en la escala de los principales problemas.

Por otra parte, la última encuesta DYM, de enero de 2023, reflejaba que el 73% de los españoles lo que está es muy preocupado por las consecuencias económicas del conflicto armado en la economía española.

Los psicólogos aseguran que, ante un conflicto armado como la invasión de Ucrania, es normal reaccionar con miedo, angustia, preocupación, pero sin que se alcancen niveles patológicos. Solo si se suman a otros factores de tipo individual aumenta el número de trastornos psiquiátricos en la población.

"La población ha vuelto a apreciar más las cosas que antes no apreciaba como el hecho de tener un techo bajo el que vivir y poder vivir cada día"

Estos meses los españoles han utilizado como mecanismo de defensa protegerse de informaciones o emociones dolorosas o difíciles de gestionar, según reconocen los psicólogos. Lo asemejan a una anestesia. Y recuerdan que "podemos mirar hacia otro lado, podemos no ver las noticias, pero el hecho de no querer ver las noticias de una forma activa significa que sabes que lo que dan las noticias es algo no vas a poder soportar. Y un día no quedará más remedio que mirar frente a frente lo que está ocurriendo e intentar digerirlo cada uno y cada sociedad en función de sus posibilidades", asegura Soler.

Según los psicólogos, para subvertir la ansiedad desbordada y el bloqueo, "la población ha vuelto a apreciar más las cosas que antes no apreciaba como el hecho de tener un techo bajo el que vivir y poder vivir cada día, porque en cualquier momento vamos a poder perderlo todo e incluso la vida". Y, con motivo del primer aniversario de la guerra sin un atisbo de paz en el horizonte, lanzan los siguientes consejos:

Consejos de salud mental ante la guerra

  1. Manejar el control de la atención: Lo que los psicólogos trabajan con quienes peor lo pasan en este contexto, es aumentar la capacidad de afrontar. "Hay que aceptar la incertidumbre. Aceptar no es un proceso pasivo, es activo. Lo que queremos es que focalicen su atención en aspectos controlables e importantes en nuestra vida. Es un mecanismo básico que nos puede ayudar muchísimo", explica Enrique Parada. "La concentración continuada es imposible, focalizar la atención en lo que me importa tantas veces como se me vaya y traerla de vuelta sí es algo que podemos controlar", propone.
  2. Seguir nutriendo lo que de verdad importa: Otro consejo es seguir nutriendo lo que sigue siendo importante para cada uno. "Nuestras áreas valiosas, la familia, el autocuidado, el trabajo. Subrayando que practiques el deporte de nutrir lo que sigue siendo valioso para ti ahora mismo".
  3. Desapegarse de pensamientos catastrofistas: Un tercer consejo, sería que cuando se tienen pensamientos catastrofistas, sin un soporte de objetividad, lo que conviene es desapegarse de ellos. "Cuando mi mente me dice ya verás como en un mes entramos en la guerra o ya verás como vamos a irnos todos al séptimo cielo porque va a haber una explosión nuclear, cuando mi mente me da eso que no es objetivamente cierto, tenemos que verlo como un pensamiento que me ha venido al que me puedo aferrar o puedo dejar que pase como tantos otros pensamientos, que un ser humano tiene 70.000 pensamientos de media al día, y no controla los que activa. Cuando son pensamientos catastrofistas, pero no tienen el soporte de objetividad debemos desapegarnos".
  4. Ayudar a los ucranianos. Por último Enric Soler propone que cada uno se informe en la medida en lo que es capaz de asimilar y que cada uno actúe en la medida de sus posibilidades. "Sentir que se hace algo, aunque sea muy pequeño, te da la sensación de tener un poquito de control, mínimo. Esto satisface las necesidades altruistas que tenemos los humanos y da un poco de margen para no estar soportando todo sin hacer nada y sintiéndote atado de pies y manos. Estamos atados, sí, pero si uno puede hacer algo eso nos va a hacer sentir mejor".
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