"La prensa ha dicho esta que... He muerto". Así empezaba Britney Spears una de las quejas que ha hecho durante este pasado fin de semana ante la avalancha de comentarios y preguntas suscitadas en torno a su salud mental. La cantante está harta de cómo los medios siguen dándole voz a su familia a la hora de hablar de ella y ha querido mandar un mensaje claro: "Cuando digo basta es basta".

"No estoy muerta. Estoy aquí. Sigo viva. Muy vivita y coleando", añadía Spears, continuando con que estaba "feliz y muy bien" y que eso era "todo". Dejaba pues claro que no había que hacerle caso a los rumores de que había dejado su medicación, que era una bomba de relojería a punto de explotar y demás palabras sobre su salud que dijo su familia y recogió el portal TMZ.

Sin embargo, las noticias seguían circulando, añadiendo a la ecuación que era un peligro para ella misma y para los que la rodeaban, hablando incluso de la posibilidad de que se matara o matase a alguien, ya que había estado mezclando cafeína con anfetaminas y casi con cualquier cosa que tuviese a mano.

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"Una intervención es esencial", llegaban a asegurar algunas fuentes de su familia para intentar acabar con su comportamiento errático, como si de nuevo estuviese el mundo en aquel acoso que vivió la artista circa 2007. Britney, parece que por última vez, ha querido zanjar la cuestión. Y lo ha hecho con una publicación en la que se lee: "Un estado de gratitud te transportará a un nivel superior".

"Me pone enferma que incluso sea legal que la gente se esté inventando historias de que casi muero... ¡Ha llegado un punto en el que cuando digo basta es basta!", ha comenzado la cantante de éxitos como Toxic, quien añadía que "con toda seguridad" tendría que dejar Instagram de manera definitiva porque aunque "disfuta" subiendo sus cosas, "hay mucha gente" que no le "desea lo mejor".

"Sinceramente, esto no me sorprende para nada… Lo digo otra vez: ¡lo estoy haciendo lo mejor que puedo! Y otra vez más: la tutela terminó hace casi un año. No, amigos míos, esto no es 2007, es 2023 y estoy haciendo mi primera lasaña casera en casa. Y he conseguido que la chimenea de mi salón funcione", ha añadido Britney.

Finalmente, la artista de 41 años ha querido mandar otra pulla a quienes dicen que su esposo, Sam Asghari, podría estar haciéndole recaer. "Y como bien dice mi marido: ¡No hagáis caso a todo lo que leáis! Os envío todo el amor que me mandáis", ha terminado.