¿Cómo gestionar las finanzas en pareja? Consejos para no cometer los errores más frecuentes y evitar el malestar en la relación

Creatividad de finanzas en pareja.
Ilustración sobre finanzas en pareja.
Carlos Gámez
Creatividad de finanzas en pareja.

Hablar de dinero con la pareja no siempre es algo cómodo y muchas veces provoca discusiones que, a su vez, pueden llevar a tomar malas decisiones o, incluso, a la ruptura. De hecho, las dificultades económicas son uno de los principales motivos por los que la gente se divorcia en España, según la Asociación de Abogados de Familia. Tratar cuestiones vinculadas con las finanzas se convierte, por tanto, en un punto imprescindible para que la relación no acabe fracasando.

El modelo de organización del capital depende de cada pareja y está ligado al bienestar de cada uno de los miembros, por lo que conviene tener claros los objetivos y comentarlos desde el principio con el fin de llegar a acuerdos y no salir perjudicados en caso de una posible separación. "La comunicación es la base de una buena relación de pareja en todos los sentidos y en el económico toma un papel esencial", señala a 20minutos Elizabeth Wakefield, asesora financiera.

"Conversar acerca de lo que es importante para cada persona, cuál es el estilo de vida que queremos mantener a nivel individual y de pareja y tener unos objetivos conjuntos va a ayudar a gestionar mejor el dinero de la unidad familiar", explica la experta al destacar la importancia de una buena gestión financiera en pareja. 

No existe una fórmula mágica para manejar las finanzas de forma eficiente, sino que dependerá de cada relación, así como de la personalidad, las creencias y las costumbre de sus integrantes. "Heredamos actitudes y valores sobre el dinero de los padres y linaje familiar: qué te enseñaron, cuáles son tus objetivos económicos o los principales miedos", apunta Wakefield.

Por ello, las convicciones que se tengan acerca del dinero afectará positiva o negativamente a las decisiones que se tomen y, en consecuencia, a la gestión de la unidad familiar, tal como expone la asesora financiera.  

Las bases para gestionar las finanzas en pareja

Aunque no exista una pauta general que sirva todos los casos, sí hay una serie de consejos para no cometer los errores más frecuentes y evitar el estrés financiero, las disputas y el malestar en la relación. Elizabeth Wakefield señala los siguientes, aunque vuelve a insistir en que "la clave está en la organización y la comunicación":

  • Tener un presupuesto conjunto. Elaborar un presupuesto común y mantenerlo ayudará a seguir la línea de las decisiones tomadas. Para ello habría que distribuir la partida según los tipos de gastos y dejar espacio para el ahorro de cara a cumplir con los objetivos comunes. 
  • Realizar una correcta distribución de los gastos. Dividir los gastos fijos y variables relacionados con la unidad familiar. Los primeros se tratan de los gastos que hay que pagar bajo cualquier circunstancia: hipoteca/alquiler, alimentación, seguros, suministros, etc. Los segundos son aquellos que no son necesarios para la supervivencia, pero que definen el estilo de vida: ocio, viajes…
  • No tomar decisiones unilaterales. En ocasiones ocurre que no hay suficientes fondos en las cuentas debido a iniciativas tomadas sin consultarse. Para evitar problemas y malentendidos, el manejo del capital común se debe consensuar entre ambas partes.
  • Llegar a acuerdos. Para cumplir el punto anterior, a veces hay que llegar a acuerdos cuando no se alcanza una conclusión que convenza a ambas partes. La sinceridad en la gestión financiera va a ayudar a tomar decisiones conjuntas y en ningún caso se debería ocultar información.
  • ​Disponer de una cuenta individual y otra conjunta. Cada miembro de la pareja debería de tener su propia cuenta corriente y, luego, disponer de al menos otra para los gastos de la unidad familiar. De esta forma, se mantiene la individualidad como persona y se construye un proyecto en común.
  • Disponer de un colchón de seguridad. Además de los fijos y variables, también hay unos gastos que son planeados o imprevistos. Los planeados se pueden gestionar y organizar mediante el ahorro. No obstante, para los imprevistos, como los arreglos, se debe disponer de un colchón de seguridad común con el fin de hacer frente a cualquier acontecimiento que pueda pasar. Y este debe estar separado de la cuenta de los gastos del día a día.

¿Qué hacer en caso de ruptura?

"El dinero forma parte de nuestras vidas y saber gestionarlo nos va a permitir tener mayor o menor tranquilidad", recuerda la asesora financiera al añadir que una buena administración del dinero también debe tener en cuenta un posible escenario en caso de separación.

Dependiendo de cómo sea la relación respecto a la riqueza se conseguirá un mejor o peor manejo de las finanzas. Si predomina una mala gestión económica, esta se expandirá afectando a la pareja, "siendo uno de los principales motivos de divorcio", subraya Wakefield.

Así, ejemplifica que situaciones como no tener suficientes fondos en las cuentas por decisiones unilaterales, la falta de consenso, la ocultación de información, ejercer manipulación o poder sobre el otro o utilizarlo como un medio para llenar vacíos emocionales acaban en discusiones e, incluso, en separación.

El dinero forma parte de nuestras vidas y saber gestionarlo nos va a permitir tener mayor o menor tranquilidad

A nadie le gusta pensar en un futuro en el que su relación se ha terminado, sin embargo, para que no se generen conflictos en caso de que ocurra se deben dejar claras las condiciones post-ruptura que cada pareja considere necesarias fijar. 

Cuando una pareja tiene una cuenta conjunta y se produce una ruptura, Wakefield indica que el dinero que hay en la cuenta de ambos se deberá distribuir de forma equitativa. "En el caso de objetos, electrodomésticos o muebles hay que llegar a acuerdos para conseguir la repartición lo más justa posible", agrega.

Respecto a qué hacer con los inmuebles, la experta plantea que uno de los titulares de la vivienda puede cederle al otro su parte a cambio de una compensación económica. Esta sería una de las maneras más sencillas para resolver la cuestión, pero siempre habrá que intentar tomar la decisión que beneficie o mejor convenga a los implicados.

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