OPINIÓN

En defensa de los niños de colegio privado

Aula de un colegio
Aula de un colegio
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Aula de un colegio

Se ha viralizado el vídeo de una chica que trabaja en una tienda de golosinas contando la diferencia entre los niños de colegio público y los de privado. Cuando atiende a los de uniforme la vacilan, mientras que los del público le dan las gracias y son mucho más humildes. Yo tengo otra experiencia, que estudié en un concertado y luego fui profe de extraescolares en privado y en público. Mi conclusión es que en todas partes hay maleducados porque eso viene de casa y no de las aulas. Ni siquiera tengo claro que impartir modales esté entre las obligaciones de los docentes, que lo suyo es educar en conocimiento. El comportamiento y los valores deben venir del núcleo familiar. No suelen tener mucho que ver con la suma en la cuenta corriente, aunque nos hemos creído ese cuento, nunca mejor dicho.

Un editor interesado en una novela que tenía entre manos me aconsejó que cambiara al prota porque tenía dinero. Me dijo que en ficción los pijos no gustan, aunque a mí me parece que ese adjetivo es más una condición para la que ni hace falta dinero. El caso es que es raro que el lector empatice con el rico a no ser que le lluevan desgracias y pierda su condición. En cambio, se va de la mano del pobre que, paradójicamente, busca alcanzar fortuna. El dinero siempre es aspiracional, cómo se consigue es lo que marca la diferencia.

En esta sociedad todos somos necesarios, incluidos los ricos

En la calle se critica a los empresarios conjeturando que la fortuna les viene heredada, sin dar palo, o robando y machacando a sus trabajadores. Haberlos haylos, pero también están los que se lo han currado y caen igual de mal. Además, que ya hay tantos caminos para hacerse rico como influencers en Andorra. Otra cosa es que la división en realidad sea política; se asocia al poderoso malvado a la derecha y al humilde y bueno a la izquierda. La realidad es que hay votantes de Vox en El Ejido y una izquierda caviar que amasa fortunas. Además, no hay partido sin programa económico con intereses en el IBEX.

El debate, si acaso, es católico. Mateo escribió en su evangelio: "Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de los Cielos", frase que le vino de perlas a la Iglesia para pasar el cepillo. Y aquí están las nuevas generaciones repitiendo los tópicos... La chica de la tienda es bien simpática, pero se equivoca relacionando humildad con posición económica. También fallan los de los comentarios que llaman de todo a los niños de la privada solo por tener dinero. Para empezar, a saber si lo tienen, que estudiar de uniforme no es sinónimo de descender de la pata del Cid. Para continuar, en esta sociedad todos somos necesarios, incluidos los ricos. Su responsabilidad por ganar mucho es pagar más impuestos para equiparar la igualdad de oportunidades. Esa se consigue con la inversión en educación para que los niños, de la pública o la privada, de adultos puedan ser iguales.  

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