'Se alquila finca pública para cultivo': el plan de la Comunidad para el campo madrileño

Imagen de archivo de un agricultor trabajando una tierra con un tractor.
Imagen de archivo de un agricultor trabajando una tierra con un tractor.
Imidra/ Comunidad de Madrid
Imagen de archivo de un agricultor trabajando una tierra con un tractor.

La Comunidad de Madrid es la casera de miles de personas en la región. La mayoría de sus propiedades son viviendas que se alquilan a través de la Agencia de la Vivienda Social (AVS), el antiguo Ivima, pero no solo: la Administración autonómica también es la titular de suelos rústicos y los arrienda a particulares a través del Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (Imidra).

Este organismo, que depende de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Agricultura, ha puesto a disposición de los madrileños en los últimos años un total de 680 hectáreas. El 95% de ellas, según los datos que facilita este departamento, ya están ocupadas.

"Con esta acción, el Gobierno regional afianza su apuesta por mantener un campo vivo, productivo, y por dar viabilidad a cultivos tradicionales que diferencian a Madrid por su calidad, dentro y fuera de sus fronteras", afirma Paloma Martín, consejera responsable de este área. 

El Gobierno regional destaca que las fincas que alquila oscilan entre los 2.000 metros cuadrados y las 26 hectáreas y se encuentran situadas, en su mayor parte, en el sur de la región, en los términos municipales de Aranjuez y Colmenar de Oreja.

"Están dedicadas principalmente al cultivo de fresas, espárragos y olivos, aunque algunas parcelas están destinadas a otras plantaciones, como los cereales", detallan fuentes de la consejería. Álvaro Díez, de 31 años, es uno de los titulares de estos alquileres. En su caso, tiene arrendada desde 2021 una finca de 6,5 hectáreas en Aranjuez que dedica al cultivo de pistachos. En total, tiene unos 2.000 árboles que espera que empiecen a dar fruto en seis o siete años. 

"Para mí esta iniciativa es muy importante, es la única forma que tenía de empezar", detalla este joven agricultor, que hace siete años cambió su trabajo en un despacho de abogados de la capital por el cultivo de pistachos. Empezó a plantar estos árboles milenarios en una finca de su familia y ante el buen resultado que obtuvo, decidió expandirse. 

Díaz explica que se enteró de la iniciativa del Imidra a través de conocidos del sector agrario en Aranjuez. Supo que había algunas parcelas susceptibles de alquilar y contactó con el organismo público para hacerse con una de ellas. "Las tierras en Madrid son muy caras: una tierra de regadío buena puede estar entre los 20.000 y los 24.000 euros por hectárea. Estos precios hacen imposible que un joven agricultor pueda establecerse", remarca. 

Los precios de alquiler del Imidra, por contra, dice que son "muy buenos", competitivos. Mientras que en el mercado privado pueden estar entre 800 y 900 euros por hectárea, los terrenos públicos se sitúan en torno a 450. Álvaro Díez será inquilino de la Comunidad los próximos 30 años, al menos, porque cumplido este periodo tiene derecho a una ampliación de cinco años más. "Los arrendamientos suelen ser por largos periodos de tiempo para que las iniciativas se puedan desarrollar con tiempo", detallan fuentes de la Consejería de Medio Ambiente

Para la Comunidad, esta iniciativa supone una mejora el aprovechamiento de las huertas de la región, una actividad muy importante en la zona de Aranjuez porque es un enclave único en el que confluyen los ríos Tajo y Jarama. "Permite mantener el campo vivo haciéndolo productivo", recalcan desde el Ejecutivo, para señalar que en suelos públicos los madrileños pueden desarrollar tanto proyectos personales enfocados en su mayoría a la investigación y también el emprendimiento agrícola. 

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