Causó un enorme revuelo, quizá el mayor número de críticas. Y eso que sus memorias, En la sombra, están plagada de revelaciones de todo tipo, que van desde consumo de drogas a su vida íntima o la familia real británica. Pero cuando el príncipe Harry confesaba entre las páginas de su biografía que había matado a 25 talibanes cuando estuvo en el servicio militar en Afganistán, donde fue destinado en un par de ocasiones, no esperaba que sus palabras tuviesen una repercusión importante en un conflicto diplomático de primer orden.

Ha sido Irán quien ha utilizado el testimonio del duque de Sussex para justificar la ejecución la semana pasada de un ciudadano con la doble nacionalidad británico-iraní, su exviceministro de defensa, Alireza Akbari, quien fue acusado por Teherán de espionaje para el MI6, a pesar de los intentos de Reino Unido de evitarlo.

El régimen iraní, de hecho, le ha pedido a Reino Unido que deje de pedir explicaciones cuando ellos no predican con el ejemplo. "El régimen británico, con uno de los miembros de la familia real describiendo el asesinato de 25 personas inocentes como la eliminación de piezas de ajedrez y sin arrepentirse del tema, además de aquellos que han hecho la vista gorda ante este crimen de guerra, no están en posición de sermonear a nadie sobre derechos humanos", han terminado un hilo de Twitter el Ministerios de Asuntos Exteriores de la república Islámica.

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A esto ha contestado el portavoz del gobierno británico, el conservador Duncan Smith, quien de primeras ha querido reprender al marido de Meghan Markle: "Creo que fue un error personal de Harry; [ese tema] debería haber sido borrado del libro por importantes y buenas razones. Por tanto, como ciudadano británico y como miembro de la familia real, que es jefa constitucional del gobierno del Reino Unido, espero que reflexione sobre ello y que no lo vuelva a hacer, porque no es nada útil".

Asimismo, sí ha defendido la labor de las tropas británicas en Oriente Medio. "Pero no nos dejaremos llevar por la cpmparativa entre lo que son dos cuestiones separadas. Nadie debería dudar de que la ejecución de Alireza Akbari fue un acto bárbaro y motivado políticamente, sin legitimidad alguna", ha añadido, así como que "cualquier comparación" entre dicha ejecución y "los hombres y mujeres de servicio que llevan a cabo acciones legítimas y que luchan para proteger la democracia afgana" son "completamente falsas y absurdas".

No han sido las únicas reacciones: desde el comandante de la ciudad de Jost, Mahboob Shah Qani, diciendo que esperan "vengarse y tomar represalias" contra Harry y quienes lo permitieron, hasta el director afgano de Educación Superior, Samiulá Sayed, diciendo que dichos "crímenes podrían arruinar las relaciones entre Reino Unido y Afganistán", se han posicionado muy en contra del príncipe.