Sarah Morris Corresponsal británica en España
OPINIÓN

¿Podría el príncipe rebelde terminar con la monarquía británica?

Una pareja se toma una foto frente a una librería londinense en la que están expuestos los libros del príncipe Harry.
Una pareja se toma una foto frente a una librería londinense en la que están expuestos los libros del príncipe Harry.
AP Photo/Kirsty Wiggleswortn/LAPRESSE
Una pareja se toma una foto frente a una librería londinense en la que están expuestos los libros del príncipe Harry.

Si las monarquías requieren el mantenimiento del misterio en los ojos de sus sujetos, según el autor de La Constitución Inglesa Walter Bagehot, ¿puede la corona de Carlos III sobrevivir a las revelaciones, a menudo humillantes, del libro de su hijo, el Príncipe Harry? Entre ellas, su hijo pequeño cuenta que el actual rey británico llevaba un peluche a todas partes hasta hace poco (desde su dura época internado en el colegio escocés Gordonstoun); que empieza la mañana haciendo ejercicios en sus calzoncillos tipo boxer contra una puerta en el castillo; y que le cuesta tanto expresar sus emociones que no abrazó a su hijo cuando le contó que su madre la Princesa Diana había muerto en París.

El "misterio es la vida" de la monarquía y "no hay que arrojar luz diurna sobre su magia", dijo Bagehot, ensayista y redactor jefe de The Economist en el siglo XIX. Desde que han salido las memorias de Harry En la Sombra, antes de tiempo en España, se han conocido algunos de los detalles más íntimos de la vida de muchos miembros de la casa real británica, incluso del heredero Guillermo, uno de los más queridos por el público y descrito por Harry como su archienemigo.

"Harry, en lenguaje teatral, ha roto la 'cuarta pared' y ha arrojado luz sobre una institución que ha sobrevivido durante siglos en la oscuridad", opinó David Yelland, ex redactor jefe del tabloide The Sun al Financial Times: "El riesgo es que la monarquía se convierte en una telenovela. Cuanta más luz arrojas, menos puede sobrevivir".

La telenovela de los Windsors empezó hace mucho tiempo, recuerdan comentaristas e historiadores, apuntando que los niveles de apoyo para la monarquía entre el público británico han sobrevivido dramas como la abdicación de Eduardo VIII y la guerra para controlar la narrativa pública entre Carlos y Diana de los años 90.

El culebrón no solo no amenaza a su supervivencia, si no que es una parte integral de ella, sugiere la periodista de The Guardian, Polly Toynbee. "El público necesita alimentarse constantemente con nuevos capítulos reales", argumenta, "No dejamos de arrastrarnos hacia el psicodrama de ese spinoff de The Crown. Este país está frente a la recesión más profunda del G7, tan mal gobernado que las personas no son atendidas por una ambulancia cuando tienen un ataque cardíaco o por la Policía en caso de robo, no pueden coger un tren o pagar la comida o la calefacción con sus sueldos encogiéndose mientras los servicios públicos se vacían por la austeridad; pero qué fácilmente cedemos a la gran distracción de otro capítulo del jaleo real, distrayendo momentáneamente la ansiedad pública y quitando presión al gobierno".

El primer día, Spare vendió 400.000 copias en el Reino Unido, un récord para un libro de no ficción, quizás en parte gracias a la publicidad creada por la venta anticipada en España. En las redes sociales, incluso en las mesas de algunas familias, hay peleas a favor o en contra de Harry y Meghan o de los habitantes del palacio, con las generaciones jóvenes más dispuestas que las mayores a apoyar al príncipe rebelde, como describe The Times.

Una mayoría de británicos siguen albergando sentimientos "positivos" sobre la institución de la corona; eso sí, un 54% en comparación con el 60% de diciembre, destaca el periódico. "La monarquía se ha llevado un golpe pequeño, pero no mortal", concluye.

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