Alberto Cebrián: "El mundo se ha convertido en un bazar infinito en este siglo XXI"

  • El periodista y escritor oscense ha publicado 'El bazar infinito' (Pregunta Ediciones).
  • "Rusia y China tienen en común su voluntad de acabar con la supremacía de Estados Unidos en el mundo", afirma.
El escritor y periodista Alberto Cebrián.
El escritor y periodista Alberto Cebrián.
CEDIDA
El escritor y periodista Alberto Cebrián.

Oriente y Occidente siempre han estado enfrentados y, a la vez,  indudablemente unidos. Con esa idea en la mente, el periodista y escritor Alberto Cebrián (Huesca, 1969) ha elaborado El bazar infinito (Pregunta Ediciones, 2022), un ensayo que se adentra en las rutas, ciudades, productos y globalizaciones que a lo largo de la Historia han incidido en esa complicada relación hasta hoy.

Un relación que marca nuestro presente, en sus tensiones geoestratégicas y comerciales. China, Rusia, EE UU, Europa, Corea... "Son dos mundos que han estado casi siempre enfrentados pero que también se han visto obligados a entenderse", asegura a 20minutos.

Realmente, ¿el mundo se ha convertido en un bazar infinito en este siglo XXI?Al responder a esta pregunta, podemos caer en desvelar el porqué del título de este libro. No obstante, sí se puede afirmar que el mundo se ha convertido en un bazar infinito en este siglo XXI. Ha habido varios procesos de globalización a lo largo de la historia de la humanidad: uno lo protagonizaron los fenicios en todo el Mediterráneo; los portugueses se encontraron el que había en el océano Índico; los españoles fundaron la primera ruta global que unía Asia, América y Europa; y ahora estamos en una globalización física y digital.

¿Qué claves de actualidad nos puede dar conocer las rutas comerciales que conectaban en el pasado Occidente y Oriente?Que son dos mundos que han estado casi siempre enfrentados pero que también se han visto obligados a entenderse. Ha habido un intercambio constante de mercancías y de conocimientos entre Occidente y Oriente. El ejemplo más claro lo encontramos en la legendaria Ruta de la Seda, que unió en la Antigüedad Roma y Xi’an, es decir, conectó el Mediterráneo y China. Esa ruta comercial generó progreso y prosperidad por todos aquellos lugares por los que discurrió.

Da la sensación de que España está totalmente fuera de juego, y no debería ser así, dado que tiene conexiones históricas con buena parte del mundo, las cuales podría aprovechar

España que tanto influyó y marcó en aquella globalización con Asia en los siglos XVI y XVII, ¿está totalmente fuera de juego en el siglo XXI?Da la sensación de que sí está totalmente fuera de juego, y no debería ser así, dado que tiene conexiones históricas con buena parte del mundo, las cuales podría aprovechar. La diplomacia es vital porque con ella se consiguen acuerdos beneficiosos y se evitan conflictos perjudiciales. Uno se pregunta por el nivel diplomático español, siempre sensiblemente mejorable. A pesar de ello, España va a seguir ocupando un lugar estratégico privilegiado, en uno de los pasos marítimos más transitados del mundo (el estrecho de Gibraltar), y eso debe utilizarlo para su propio provecho.

¿Esta nueva tensión entre China y Occidente es principalmente comercial? ¿No hay riesgo de que derive en una confrontación militar a gran escala?La tensión comercial siempre estará allí porque el dinero es lo que mueve al ser humano y a los Estados. China quiere ser la primera potencia económica del mundo y va camino de ello, y Estados Unidos no está dispuesto a perder su liderazgo. Ocurre lo mismo en el ámbito militar. China estará en disposición de vencer en una guerra a Estados Unidos en el año 2049, que es cuando se conmemorará el centenario de la República Popular de China. Estados Unidos lo sabe y, por ello, aumenta su gasto en defensa, que en los últimos años ha sido inferior al de China. Y en todo momento habrá que estar atentos a lo que ocurra con la isla de Formosa: es un territorio independiente de China para los taiwaneses y es una provincia china para el gigante asiático.

¿La nueva ruta de la Seda que intenta dominar China es digital?Es física y es digital. China quiera estar conectada con el resto del mundo, y para ello potencia la ejecución de infraestructuras por carretera, ferroviarias y por mar. Esa red se extiende por Asia y llega hasta Europa, África, Oceanía y América Latina. China creó un banco de inversiones para los países con dificultades económicas, con el fin de que tuvieran dinero para afrontar sus proyectos; de esta forma China conseguía que esos países fueran dependientes: es lo que se conoce como la diplomacia de la deuda. En el ámbito digital, China y Estados Unidos protagonizan una carrera tecnológica para dominar el comercio, inteligencia artificial, computación cuántica, satélites,…

Rusia y China tienen en común su voluntad de acabar con la supremacía de Estados Unidos en el mundo.

La guerra de Ucrania, ¿ha sacado a Rusia completamente de este juego entre Oriente y Occidente?Todo lo contrario. Rusia ha pasado al primer plano de la actualidad. Occidente ha pretendido que ese país se quedara solo, sin contar con la cantidad de apoyos que iba a tener (quizá no ante la opinión pública pero sí reales). Por ejemplo, Turquía, integrante de la OTAN, ha duplicado sus importaciones de petróleo ruso. Rusia tiene muchas potencialidades de cara al futuro: territorio extenso, recursos naturales energéticos, dominio de la ruta marítima del Ártico,… Y es preciso recordar que es la primera potencial nuclear del mundo y que es socio estratégico de China. Rusia y China tienen en común su voluntad de acabar con la supremacía de Estados Unidos en el mundo.

En este siglo XXI, ¿también quién domina los mares domina el mundo?Sin duda. La fuerza naval es esencial en el ámbito militar; Estados Unidos y China pugnan por el liderazgo. Y en el ámbito comercial casi el noventa por ciento de los productos que consumimos han sido transportados por mar. Parece que ya no hay división entre océanos y que todo constituye un solo mar. Incluso el deshielo del Ártico puede suponer toda una revolución en materia de transporte marítimo, ya que la conexión entre Europa y China se recorta considerablemente respecto al trazado tradicional (por el canal de Suez).

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