Joaquim Coll Historiador y articulista
OPINIÓN

Momento decisivo en Cataluña

Aragonès, en otro momento de su discurso por Sant Esteve.
Aragonès, en otro momento de su discurso por Sant Esteve.
GENERALITAT DE CATALUNYA
Aragonès, en otro momento de su discurso por Sant Esteve.

Ha empezado el año y Cataluña sigue sin Presupuestos para 2023 o, mejor dicho, con los números prorrogados, pues no está nada claro que las Cuentas vayan a aprobarse. Por desgracia esta es una pauta que no deja de repetirse en la última década. Es otra de las nefastas consecuencias del procés. Esta vez, lo que está en juego es la continuidad del Govern de Pere Aragonès, que retiene el poder con solo 33 diputados de los 135 que tiene la Cámara catalana, una vez que Junts abandonó el Ejecutivo y la CUP le retiró, mucho antes, su apoyo parlamentario. ERC creyó, no obstante, que le sería fácil aprobar unas Cuentas con mucho gasto, bien con el voto de sus antiguos socios o con el PSC.

Con los primeros va a ser imposible, la inquina que se profesan es enorme, de lo contrario no habrían abandonado el Govern. Y con el PSC, sin ser imposible, el precio que Salvador Illa le ha puesto a Aragonès es muy alto. Le exige la aceptación de algunos proyectos de desarrollo económico, como la ampliación del aeropuerto de Barcelona, del cuarto cinturón entre Sabadell y Terrassa o la inversión en el complejo de ocio Hard Rock en Tarragona, que son una enmienda a la totalidad al discurso de ERC en el campo medioambiental, que en caso de producirse anularía el acuerdo que ya han alcanzado con los comunes. Además, Illa le pide que frene la expansión de las ‘embajadas’ catalanas en el extranjero, que reduzca el número de entidades privadas que dependen económicamente de la Generalitat y que las subvenciones a los medios de comunicación tengan que ser avaladas por el Parlament, entre una larga lista de peticiones.

A ERC se le tuerce la hoja de ruta para 2023 que pasaba por aprobar los Presupuestos

Si Aragonès logra sacar adelante las Cuentas tendrá hecha buena parte de la legislatura, y podría disolver el Parlament cuando más le convenga. De lo contrario, tendrá que ir a elecciones este año, en primavera o después de las municipales. La política catalana afronta pues un momento decisivo. En paralelo, todas las miradas están en Barcelona, donde la batalla por la Alcaldía se presenta muy abierta. El anuncio del exalcalde Xavier Trias de concurrir en nombre de Junts perjudica al candidato de ERC, Ernest Maragall, al tiempo que fortalece como rival a la debilitada alcaldesa Ada Colau, pero puede acabar beneficiando al socialista Jaume Collboni, que encabeza ya algunas encuestas. Los republicanos desearían ahora cambiar de candidato, pues al igual que Trias es demasiado mayor para encarnar un proyecto con futuro, pero llegan tarde. A ERC se le tuerce la hoja de ruta para 2023 que pasaba, tras su éxito en lograr la modificación del Código Penal, por aprobar los Presupuestos en Cataluña, gracias a los cuales afrontar las municipales con garantías de éxito, y hacerse con la soñada Alcaldía de Barcelona.

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