Hace seis meses, la vida en el Jardín del Rastro, el parque del Gasómetro o de la Chimenea, como lo conocen los vecinos por la chimenea gigante de ladrillo que se yergue en mitad de la plaza, era muy distinta. El parque estaba colonizado por personas sintecho que encontraron en él su hogar y hacía las veces de 'botellódromo' para jóvenes de la zona con ganas de fiesta. Con el tiempo, el paisaje del vértice que ensambla la calle de la antigua Fábrica de Gas con la del Concejal Benito Martín Lozano acabó desluciéndose por los restos de botellas rotas, los grafitis de sus paredes y los bancos convertidos en literas improvisadas. 

Ante la insistencia de los vecinos del barrio de Alcacias, el Ayuntamiento de Madrid se propuso transformar esa realidad en tiempo récord, creando un espacio de recreo vecinal que pudieran disfrutar tanto los pequeños como los mayores de Arganzuela. ¿El resultado? "Un parque completamente renovado con mejoras en el ámbito de la accesibilidad, seguridad y sostenibilidad", en palabras del alcalde, José Luis Martínez-Almeida, que este miércoles ha acudido a su puesta de largo acompañado de la concejala del distrito, Cayetana Hernández de la Riva.

Con una inversión de 619.000 euros, y a lo largo de una superficie de 8.950 m2, se ha alumbrado un espacio con nuevas áreas infantiles, caninas y estanciales. Los niños contarán con dos zonas de juego con diferentes tipologías dependiendo de su edad. Una de ellas, con una superficie de 146 m2, diseñada de forma irregular y pavimentada con arena de río. La segunda, con una superficie de 168 m2, recubierta de caucho con distintos juegos. Ambas se unen por un itinerario peatonal y cuentan con elementos adaptados a niños con diferentes necesidades.

Felipe Nombela

En la nueva entrada noroeste del parque se ha construido un nuevo circuito bio-saludable, donde los más veteranos del distrito podrán realizar ejercicios de gimnasia. Y, en la plataforma central del parque, se ha creado un pipicán para que las mascotas puedan disfrutar al tiempo que interactúan con sus propietarios, a través de una pista de arena compuesta por valla de salto, túnel y rampa balancín.

También se han mejorado los accesos, pasando de dos a cinco entradas al parque, con nuevas plantaciones y la instalación de redes de riego y de drenaje en el ámbito de los jardines. Para su diseño se han seleccionado las especies arbóreas y arbustivas con tamaños y portes adecuados teniendo en cuenta las distintas exposiciones solares a las que van a estar sometidas, con preferencia de aquellas que sean autóctonas. 

Vecinos en contra de que el parque cierre por la noche

Uno de las novedades que ha desconcertado a algunos residentes es la valla metálica de dos metros de altura que acordona el recinto. Un puñado de vecinas se ha acercado esta mañana al parque luciendo carteles en los que se podía leer "Plaza de Guantánamo del Ayuntamiento de Madrid".  Sostenía la cartulina Inés, una joven veinteañera que ya no podrá atravesar el parque por las noches como solía hacer antes de la remodelación. 

Guillermo Azaola

Según Almeida, el parque "ha sido vallado para garantizar la mejor convivencia y seguridad de los vecinos". No obstante, Inés cree que es la solución "rápida" para desalojar a las personas sin hogar que lo habitaban y que ahora "dormirán en parque de alrededor". "Prohibir no es la solución", denuncia a 20minutos. Junto a ella Teresa y Eva se manifiestan para denunciar la "falta de diálogo" a la hora de ejecutar el proyecto del parque, que consideran desmesurado y poco equitativo comparado con otros espacios de la zona.