¿Podrían las tensiones entre China y Taiwán llegar a un conflicto? "El 'sueño chino' es incorporarla a su territorio"

El presidente chino Xi Jinping impulsó una reforma de las fuerzas armadas de China.
Imagen de archivo de militares chinos
Getty Images
El presidente chino Xi Jinping impulsó una reforma de las fuerzas armadas de China.

Las relaciones entre China y Taiwán han tenido sus avances y retrocesos, pero en el último año se han vuelto a tensar llegando a alcanzar niveles altos. Y es que Xi Jinping, que acaba de ser reelegido como presidente de China, no esconde sus intenciones de incorporar la isla a la República Popular.

El líder del gigante asiático ha dejado claro que no renuncia a recuperar la soberanía de la que China considera su provincia rebelde, tal como ha confirmado este lunes al proclamar que la "reunificación" con Taiwán es "esencial para la revitalización" del país.  Esto se suma al anuncio a principios de marzo de un aumento del gasto militar chino, así como al aviso de que luchará "decididamente contra la independencia" de Taiwán y "en pro de la reunificación de la patria".

China es el país con mayor tamaño de fuerzas armadas del mundo con alrededor de dos millones de soldados en servicio activo, según Global Fire Power, que tiene en cuenta todo el personal militar disponible "listo para luchar". Así, a principios de noviembre del año pasado, Xi Jinping ordenaba a su numerosa milicia a prepararse para la guerra: "El ejército debe fortalecer integralmente el entrenamiento militar en preparación para la guerra".

La realidad es que China no está preparada para ir a la guerra

Ferran Pérez, profesor de política china en la Universidad de Durham, en Reino Unido, comenta a 20minutos que las advertencias del mandatario chino se pueden interpretar de dos maneras: la primera, como un llamamiento para que las fuerzas armadas se preparen para un conflicto militar con Taiwán en un futuro no muy lejano y, la segunda, como un aviso para que ciertas fuerzas estatales estratégicas solventen problemas estructurales que China lleva arrastrando desde hace años. 

A su parecer, cabría esperar una "recentralización profunda del Estado" que supondría una cierta "reconfiguración" de sus "estructuras internas". Pero, en caso de que se generara un conflicto considerable entre ambos países, Pérez lo tiene claro: "La realidad es que China no está preparada para ir a la guerra".

Para Laura Escudero, experta en Relaciones Internacionales, las palabras de Xi Jinping demuestran que China quiere "convertirse en la primera potencia mundial y, por ahora, su único obstáculo es EE UU". Y es que, precisamente, el país asiático exigía a principios de mes a EE UU que dejara de interferir en Taiwán y advertía de "tomar medidas" si la isla declara su independencia.

"Si algo ha dejado claro la invasión de Ucrania es que no se pueden predecir las acciones de un presidente, y menos de uno con tanto poder como Xi Jinping", añade Escudero al explicar que, desde que llegó al poder en 2012, el presidente ha optado por "extender sus alas a través de la economía", pero que ahora los tiempos han cambiado.  

Por otra parte, Diego Uriel, profesor del Máster de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute, advierte que, aunque en occidente se suele interpretar todo de forma literal, en China el lenguaje es "bastante más sutil y metafórico". "Estas afirmaciones son un mensaje al mundo de precaución y otro al pueblo chino para inspirar seguridad", puntualiza.

¿Qué podría ocurrir ante un aumento de tensiones?

La reclamación de Taiwán como territorio legítimo se remonta a la Guerra Civil china, a lo que se añade la cuestión de los semiconductores que produce la isla. Por ello, Uriel considera que la tensión es "inevitable". "La relación entre China y Taiwán es complicada desde que Xi Jinping llegó al poder y anunció que parte del 'sueño chino' es incorporar a Taiwán a su territorio", señala Escudero. 

La experta subraya que, hasta ahora, los vaivenes han sido en mayor parte económicos, ya que Taiwán es el principal productor de semiconductores y China es dueño del 90% de las tierras raras que se utilizan para fabricar productos electrónicos. "Los efectos de una escalada de tensión entre ambos países serían económicos y podrían extenderse por todo el mundo porque dependemos de sus industrias", recalca.

Con este veredicto concuerda Uriel, que sugiere que lo primero que se puede esperar es una "tremenda disrupción de las cadenas de valor mundiales" y, por tanto, una "profunda crisis económica mundial". Pérez, por su parte, apunta que también se podría observar "más actividad militar en el estrecho de Taiwán", con posibles maniobras militares como las que se realizaron tras la visita de Nancy Pelosi.

Posibilidad de guerra entre ambos territorios

"La posibilidad de guerra y el uso de armas es cada vez más real, no solo en Asia, sino en todo el mundo", asegura Escudero. Pero, ¿lanzará China una ofensiva? "Parece complicado", determina la experta. "Es una posibilidad que no podemos descartar", insinúa Pérez. "La probabilidad actual de un conflicto bélico es prácticamente nula", precisa Uriel.

Escudero explica que, por mucho que aumenten las tensiones, una guerra es complicada por un motivo: "Taiwán es aliado de EE UU y, tanto Biden como el resto de presidentes norteamericanos han asegurado que EE UU saldrá en defensa de Taiwán si es atacada por China". Además, remarca que la isla está rodeada de otros aliados estadounidenses, como Japón, Corea del Sur e incluso Filipinas. 

Un ataque a Taiwán no implicará únicamente a los dos protagonistas, sino a todos los vecinos

China, que lleva tiempo construyendo relaciones diplomáticas bajo el lema de una 'China pacífica', podría perder esa percepción si inicia una guerra con Taiwán. Asimismo, Escudero asevera que podrían verse envueltos otros territorios: "Un ataque a Taiwán no implicará únicamente a los dos protagonistas, sino a todos los vecinos". 

Teniendo en cuenta las circunstancias geográficas, Uriel comenta que el conflicto "parece todavía menos probable, o cuanto menos, altamente arriesgado": "Taiwán está defendida por miles de kilómetros de mar abierto, mientras que, por ejemplo, Rusia y Ucrania comparten frontera por cientos de kilómetros de tierra fácilmente accesible". 

Ahora bien, la actividad militar en el estrecho es "muy elevada", tal como indica Pérez, argumentando que no se puede descartar un "choque fortuito entre aviones de guerra chinos y taiwaneses". Este caso, por ejemplo, podría desencadenar un conflicto no previsto. Asimismo, destaca que también hay que tener en cuenta el papel de EE UU, ya que Trump cruzó en su momento "ciertas líneas rojas que no se deberían haber cruzado".

Pérez sostiene, no obstante, que a Pekín "no le interesa la guerra" porque podría descarrilar el desarrollo económico del país y, además, aventura que "podría suponer el fin del Partido Comunista de China". "La guerra pone en riesgo la riqueza, y la riqueza genera la legitimidad que los gobernantes necesitan sobre su nación", acompaña Uriel.

Cómo afectaría al orden mundial

Si se abre un frente en el continente asiático, tal y como está el contexto internacional, se podría esperar que las tensiones estallen más rápido y las respuestas sean más "contundentes y consensuadas", apunta Laura Escudero. Como ha ocurrido con Rusia y Ucrania, la experta estima que el panorama puede "quedar dividido de nuevo en dos bloques y uno, sin duda, estará liderado por China".

"Un conflicto entre China y Taiwán sería una tragedia", manifiesta Pérez. Y es que, aunque se está produciendo un proceso de desglobalización, China sigue siendo uno de los motores principales de la economía global. "Demasiados países dependen de la economía china, y una guerra con Taiwán podría destrozar la economía global y hundir a varios países". 

EE UU y China necesitan el uno del otro para que sus economías funcionen

Las principales alianzas de China se basan en flujos comerciales y, en este sentido, uno de sus principales socios es Estados Unidos. "Parece mentira que pensemos que EE UU es un 'enemigo' de China, o viceversa, cuando sus países necesitan el uno del otro para que sus economías funcionen", expresa Uriel.

"Muchas de las empresas tecnológicas más punteras de Silicon Valley tienen fábricas en China y el propio mercado chino es una fuente de ingresos vital para las empresas americanas", expone, así como que también es vital para las marcas de lujo europeas, la industria agrícola brasileña o chilena o para las cadenas de valor del mundo.

Potencia militar china

China ha incrementado exponencialmente durante las últimas dos décadas su gasto militar. El pasado 5 de marzo anunció que aumentaría su gasto de Defensa un 7,2% este año hasta los 1,55 billones de yuanes (224.384 millones de dólares, 210.685 millones de euros) después de que la partida creciera un 7,1% en 2022. Aun así, los expertos señalan que su capacidad militar está todavía por detrás de EE UU, cuyo gasto está cerca de 782.000 millones de dólares. 

En un contexto como el actual "no sorprende" el aumento de presupuesto en defensa, la muestra de ejercicios militares o, incluso, enviar tropas donde antes no había, explica Escudero. "Se trata, en el fondo, de enseñar a los países vecinos y aliados de EE UU que China no se amedrenta y tiene una fuerza militar viva y dispuesta a actuar", insiste.

"Es obvio que China tiene armamento moderno de última generación", afirma Pérez, pero es "difícil concretar realmente cuál es la potencia militar real de China", añade Uriel. Este último determina, asimismo, que es complicado saber hasta qué punto sería Pekín capaz de hacerse con el control de Taipéi, puesto que requeriría de un despliegue desde el mar donde los efectivos quedarían muy expuestos a las defensas de la isla.

Pese a todo, Escudero recuerda la reunión mantenida entre Joe Biden y Xi Jinping en el seno de la cumbre del G-20, donde ambos declararon que sus políticas con respecto a Taiwán se mantienen intactas y que no hay plan de invasión por delante.

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