Omar Anguita Diputado y portavoz Socialista de Infancia y Juventud
OPINIÓN

Barrios marginales no, barrios marginados

Dos viandantes cruzan el casco histórico de Puente de Vallecas.
Dos viandantes cruzan el casco histórico de Puente de Vallecas.
Jorge París
Dos viandantes cruzan el casco histórico de Puente de Vallecas.

Durante las últimas décadas Madrid ha progresado muchísimo, eso nadie lo puede negar. Madrid es uno de los principales motores económicos que tiene España y se ha beneficiado de ser la capital para absorber gran parte de las sedes empresariales e institucionales del país.

Pero eso viene hecho. Viene hecho porque solo al concentrarse en Madrid estas sedes se produce un reclamo para que, de abrirse nuevas sedes, directamente se abran en Madrid. Esto ha hecho que seamos una comunidad autónoma rica, pero desigual.

Desigual porque, a pesar de avanzar como comunidad, lo estamos haciendo a diferentes velocidades. Hace unas semanas me reunía con varios colectivos que me hablaban de "barrios marginales".

Lo cierto es que no creo en "barrios marginales". Nunca lo he creído, porque nunca he vivido en un barrio marginal, yo he vivido en barrios a los que se les ha marginado de manera estructural por las instituciones. Vallecas, por poner mi caso, no es un barrio o un distrito marginal. Lavapiés, tampoco. Sin embargo, son ejemplos de zonas que desde las instituciones públicas se han dejado al margen y de lado desde hace décadas.

Los contratos más dignos y una educación y sanidad pública a la altura es lo que más nos iguala a la ciudadanía

Y esto no puede seguir así. Cuando inviertes de manera desigual los recursos públicos y lo haces durante décadas, lo que creas es una comunidad con la mayor desigualdad interna de toda España: con barrios con unas rentas altísimas y barrios con las rentas más bajas del país.

Un político que se precie y entienda su actividad como un servicio a la sociedad debería focalizar su actividad en revertir esa realidad: la izquierda no tenemos nada en contra de los ricos, pero ponemos todo nuestro afán en acabar con la pobreza. No queremos ver que las generaciones que nos sucedan se enfrentan a los mismos problemas a los que se enfrentaron mis padres.

Los bonos culturales a los jóvenes, la gratuidad del transporte, los contratos más dignos y una educación y sanidad pública a la altura es lo que más nos iguala a la ciudadanía. Por eso la derecha se lo quiere cargar.

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