Lo que en teoría tendría que ser una de las etapas más felices de su vida, estudiando en la Universidad de Ámsterdam las materias que más le gustan (Política, Psicología, Derecho y Economía), se ha convertido en toda una pesadilla para Amalia de los Países Bajos, después de que no cesasen las amenazas de muerte por parte de la mafia. Ahora, sus padres, Máxima y Guillermo Alejandro de los Países Bajos, han dado a conocer cómo se encuentra.

La princesa y heredera se ha tenido que refugiar en su casa y, desde allí, encerrada en palacio, intenta seguir con su vida. Mientras, sus padres han tenido que hacer una visita oficial a Grecia, desde donde han revelado cómo se encuenta la joven ante los continuados ataques que ha recibido en las últimas fechas.

"Está bien, dadas las circunstancias", han respondido los monarcas, siendo Máxima quien ha respondido más largo y tendido las preguntas de los periodistas sobre su primogénita, que el próximo 7 de diciembre cumplirá 19 años. La reina consorte ha comenzado explicando que la situación no ha variado demasiado y que están sopesando las diferentes opciones que tienen.

"En algún momento tendremos que tomar una decisión sobre lo que vamos a hacer, así como cuánto tiempo nos va a llevar, pero por ahora va bien", ha explicado Máxima, quien ha reconocido que, como madre, prefiere saber que su hija está en casa, si bien las circunstancia para ello "no son deseables para una jovencita de casi diecinueve años".

"Amalia va bien, pero por supuesto está siendo muy frustrante y nada fácil", ha añadido, así como su esposo, Guillermo Alejandro, ha querido explicar que esto no ha afectado tanto como cabría esperar a sus estudios: "Acaba de tener su primera ronda de exámenes y ha salido muy bien de ellos".

Ya apuntó en su momento que "no está teniendo vida estudiantil como la que tienen otros estudiantes de su edad", añadiendo entonces que estaba "muy orgullosa de ella" y de cómo estaba siguiendo adelante. De hecho, aunque recluida en el palacio de Huis ten Bosch, en La Haya, Amalia recorre cada día los más de 50 kilómetros para asistir a clase.