Los kievitas viven entre el pánico y el deseo de venganza los nuevos ataques rusos: "Llegar media hora tarde a trabajar me salvó la vida"

Una mujer de Kiev rescatada junto a sus animales y ensangrentada
Una mujer de Kiev rescatada junto a sus animales y ensangrentada
EMERGENCIAS KIEV
Una mujer de Kiev rescatada junto a sus animales y ensangrentada
Una mujer de Kiev rescatada junto a sus animales y ensangrentada.
EMERGENCIAS KIEV - ATLAS

Un deja vú. Así se puede describir el sentimiento de los millones de kievitas al volver a escuchar fuertes explosiones en diferentes barrios de la cuidad. Rusia ha lanzado más de 84 cohetes contra las ciudades ucranianas con el fin de destruir la infraestructura crítica y vengar la destrucción parcial del puente de Crimea. A pesar del sistema de defensa antiaérea que tiene la capital ucraniana, algunos de ellos han conseguido llegar a su destino.

Ha sido un golpe duro y cruel que los habitantes de la ciudad comparan con el 24 de febrero, el primer lanzamiento de los cohetes rusos que señaló el comienzo de la guerra. Varios meses después, han vuelto los ataques contra el centro de la ciudad, y se han visto afectados un puente peatonal, los parques infantiles y dos estaciones de energía, que dejaron algunos barrios sin luz y las gasolineras sin funcionamiento.

La zona alrededor del parque de Shevchenko es una área histórica y emblemática de Kiev. Es un lugar en el que se organizan pequeños conciertos con los que se festeja el Día de la Ciudad. Los que se acercan hasta allí bailan salsa y leen los libros después de las clases. Los edificios rojos y amarillos de las facultades de la Universidad Nacional, donde se estudiaban las generaciones de la élite intelectual de la cuidad, han perdido sus preciosas vidrieras. Pero lo peor de todo son las imágenes de los cuerpos de las víctimas que iban deprisa por el centro para empezar la semana laboral y tuvieron la mala suerte de estar en el lugar equivocado en el momento menos indicado.

La brutal respuesta de Putin al ataque contra el puente de Crimea ha sido tan intensa y duradera que se ha podido grabar en directo. (ATLAS)

"Siempre llego a mi trabajo a tiempo, pero justo hoy mi marido se fue primero… Mi ruta pasa por el bulevar de Shevchenko, pero he tardado media hora más", comenta Larysa, una empresaria de 50 años que logró salvar la vida gracias a esos 30 minutos de tardanza.

A las ocho de la mañana, Kiev se estremeció con varias explosiones. Una de ellas se produjo en un edificio cercano a la estación de tren, donde saltaron por los aires todas las ventanas. Era la hora punta y los trenes llegaban uno tras otro. La zona se convirtió en un caos. Según relatan los testigos, los viajeros entraron en pánico y se tiraron al suelo, algunos llorando y otros, rezando. 

A algunos habitantes de la capital el ataque les pilló tomando un café, llegando a los colegios o paseando a los perros. El ataque ruso ha coincidido con el cumpleaños de Antonina, que tuvo que celebrar la fecha en el parking durante cuatro horas con el pelo mojado, porque la explosión le había pillado en la ducha. "Debería haber sido una fiesta pequeña con tarta casera", lamenta. Antonina había cogido las vacaciones para estar junto a sus padres, a los que no veía desde hace siete meses. Pero el destino le reservaba otros planes. Después de salir de la ducha, escuchó las sirenas de los servicios de emergencia y bomberos, y vio a la gente corriendo y gritando. Lo primero que hizo es llamar a su madre para cancelar sus planes y no ponerla en peligro. "Deseo que se vayan al infierno todos los rusos que participan en la guerra o que no protestan contra ella", exclama enfadada.

Las sirenas antiaéreas han vuelto a sonar este lunes en Kiev después de que Rusia haya bombardeado el centro de la capital ucraniana. (EP)

Maya, Katya y Nastia, unas estudiantes de 15 y 16 años de un colegio cercano a la Universidad Nacional, dan las gracias por haber llegado pronto a clase. Cuando escucharon las explosiones y vieron las paredes temblando, se asustaron. Algunos de sus compañeros tuvieron menos suerte y llegaron en pánico contando que habían visto los cohetes volando. Las chicas dicen que sus compañeros intentaban hacer bromas para no pasar miedo en el refugio. Los minutos que pasaron sin cobertura fueron un martirio para sus padres, que estaban muertos de susto intentado localizarlas. Una de las madres quiso compartir la imagen de un email en el que la profesora explicaba a los padres que sus hijos se encontraban a salvo. Según ella, lo guardará durante mucho año para "verlo, recordar y odiar".

Aunque el ataque se compara con el 24 de febrero, siete meses de guerra han cambiado la capital ucraniana. La gente ya no huye. Kiev está de luto, pero lucha y "quiere venganza". Son mensajes que corren por las redes y que acompañan a una campaña de donaciones para recoger fondos y comprar sus propios drones para las Fuerzas Armadas que se abrió durante los primeros minutos de los ataques.

Siete meses de guerra han cambiado la capital ucraniana. La gente ya no huye. E incluso bromea sobre una orgía ante el Armagedón o con los objetivos de Putin

Además de luchar, la ciudad no pierde el sentido de humor. Tras varios días preparándose para un ataque nuclear por parte del “Imperio del Mal” y organizando una orgía en una de las montañas de Kyiv Shekavytsia en el caso de que ocurra el Armagedón, hoy la gente ha compartido que se trataba de "una falsa alarma". "Es demasiado pronto para ir a la montaña, así que seguimos en refugios", comentan en tono irónico. También se hacen bromas sobre el ataque al puente peatonal en comparación al daño del puente de Crimea. "Putin ha destruido una conexión estratégica"… entre un kebab en la plaza de Kontraktova y el monumento a Vladimir, el príncipe de Kiev.

Uno de los misiles lanzados por Rusia impacta sobre un puente peatonal en Kiev. (TELEGRAM)

Kiev no pierde la esperanza y sigue diciendo que "la noche más oscura es antes del amanecer". Los ucranianos combaten también con música. Mientras suenan las sirenas en los sótanos, en el metro se escucha la canción más famosa y bonita de la capital, entonada por todos los congregados en la parada: "El mar verde está jugando, el día ya se está apagando. Las laderas del Dnipro son las más queridas para mí. Allí las ramas sirven de almohada al sueño de los enamorados... ¡Cómo no amarte, mi Kiev!".

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