Aunque podrían ser más, ya que ha sido acusado de dos nuevos delitos vinculados a un robo de joyas, Jason Alexander ha pasado dos meses entre rejas, que ya es más de lo que duró su matrimonio: apenas 55 horas. Y eso que eran grandes amigos de la infancia. Pero su estancia en prisión se debió a que se coló en la boda de su ex, Britney Spears, y Sam Asghari. Ahora, Alexander ha querido explicar por qué hizo lo que hizo.

En una entrevista que ha concedido al diario Daily Mail, el hombre de 40 años ha dado unos motivos para su irrupción en una ceremonia, ya de por sí algo accidentada, que apenas convencen, puesto que las razones eran, sobre todo, subjetivas: sentía que no era sincera, no sabía cómo se encontraba... Y, además, con un tono altamente paternalista.

"No podía permitir que se casara después de lo que habíamos hablando en los últimos dos años. Pero no estaba allí para causar daños. Únicamente fui para hablar con Britney y asegurarme de que estaba bien y de que esto era lo que ella quería", ha argumentado Alexander, quien se casó sorpresivamente con Britney en 2004 tras una noche de juerga en Las Vegas y apenas un par de días más tarde habían anulado la unión.

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Según indica, él había hablado con la artista de Toxic o Lucky "el lunes anterior a la boda" y su exesposa no le había "mencionado nada sobre casarse". "Hablamos de la gente con la que se junta y a la que ella llama sus amigos", ha dicho, porque en realidad para él "son gente de negocios que se benefician de ella".

"Gran parte del mundo no es consciente de lo que ha estado ocurriendo en el fondo", ha añadido Alexander sobre uno de los temas más comentados y analizados del último año. Y es que para él "todo esto ha sido un espectáculo". "Es un guion de Hollywood. No creo que ella sea feliz. Nada de todo esto es real", ha finalizado la entrevista, que tuvo lugar a menos de tres kilómetros de la villa italiana donde vive la artista con su esposo.

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No hay que olvidar que hoy por hoy Alexander es buscado por la policía por no haber comparecido ante el tribunal por el presunto robo de una pulsera de diamantes de 2.000 dólares hace casi siete años y que, cuando fue reducido en la boda de Britney por los agentes de seguridad se estaba grabando y llevaba un cuchillo.