Carlos III de Inglaterra y su gran afición artística: un cotizado pintor de acuarelas

El príncipe Carlos saluda a los medios.
El ahora rey Carlos III de Inglaterra.
GTRES
El príncipe Carlos saluda a los medios.

La reina Margarita de Dinamarca diseña y borda, hasta el punto de llegar a hacer el vestuario y los decorados de la obra El cascanueces que se estrenó en Copenhague en 2018. El emperador Naruhito es un avezado violinista y ha llegado a participar en conciertos. Incluso dentro de la familia real británica, la ya duquesa de Cornualles y Cambridge, Kate Middleton, es conocida por su pasión por la fotografía. Y el nuevo rey Carlos III también tiene una afición artística que ha ido perfeccionando con el paso de los años: es ya un reconocido pintor de acuarelas.

Este mismo enero, a sus 73 años, conseguía exponer la muestra más importante de sus cuadros hasta la fecha en una reformada capilla del siglo XIX, The Garrison Chapel. Lo hacía con la entrada gratuita al público y tras explicar por qué se decantó por esta rama de la pintura: "Sentí, sencillamente, una necesidad abrumadora de expresar lo que estaba viendo haciendo uso de las acuarelas, de transmitir esa sensación interna, por así decirlo, con esa textura; algo imposible de conseguir con la fotografía, muy poco satisfactoria".

Reconoció que no se hacía "ilusiones con la calidad" de su obra, si bien le había venido fenomenal. "Requiere de una intensa concentración y, por tanto, se ha convertido en uno de los ejercicios más relajantes y terapéuticos que conozco", aseguró, así como que lo transportaba "a otra dimensión, una que renueva partes del alma a las que no llegan otras actividades".

"Mirando atrás, aquellos primeros bocetos que hice me horroriza de lo malos que son", reconoció, "pero lo mejor de la pintura es que haces tu propia interpretación individual de cualquier vista que elijas. Como te obliga a sentarte y observar atentamente, descubres mucho más sobre ese lugar que simplemente apuntando una cámara y llegando a un resultado que probablemente sea casi idéntico a la fotografía de otra persona".

Ha llegado a sugerir en un documental que considera sus pinturas parte de su legado a las generaciones venideras. Y es que este hobby le ha hecho realizar cerca de 700 acuarelas en toda su vida. Las suele realizar durante sus temporadas vacacionales -normalmente a practicar esquí-, sus viajes oficiales o en residencias de su familia como Balmoral y Sandrigham. Así, tiene pinturas que reflejan paisajes de la Provenza a Transilvania, en Rumanía, Saint Moritz, en Suiza, Hong Kong o Tanzania.

Desde Clarence House ya se explicó que normalmente acaba las obras en una sola sesión y que nunca vende los originales, que guarda en las distintas viviendas familiares, si bien en los últimos 30 años, según calculó el periódico The Express, esta afición le habría reportado alrededor de 30 millones de euros, que ha donado enteramente a la beneficencia. Según la casa real, sin embargo, esta cifra es menor: seis millones de libras (en torno a los 7,8 millones de euros).

Como curiosidad cabe destacar que no suele firmar como Carlos, ni ninguno de sus títulos, aunque quizá ahora cambie de parecer y en alguna escriba Carlos III de Inglaterra. No: la mayoría de ellas están firmadas con su pseudónimo, A.G. Carrick, por otros dos de sus nombres (Arthur y George) y su título de conde de Carrick.

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