Los restos mortales de la reina Isabel II ya reposan en el Palacio de Holyrood, la residencia oficial de la familia real en Edimburgo, capital de Escocia. Tras un trayecto que duró unas seis horas, el cuerpo de la reina abandonó para siempre su amado castillo de Balmoral.

La comitiva oficial, compuesta por otros cinco vehículos además del fúnebre, que encabezaba la marcha, pasó por algunas localidades escocesas en su viaje de Balmoral a Edimburgo, como Aberdeen, Dundee o Perth, y en todas ellas se dio un baño de masas.

Miles de escoceses flanquearon el paso de la comitiva fúnebre, con un generalizado y respetuoso silencio solo roto por aplausos o por el lanzamiento de flores. Más allá de las ansias independentistas de parte de la población, la relación entre Escocia y la reina Isabel siempre fue muy estrecha y en su último viaje por sus carreteras se ha demostrado. 

Ahora, el féretro de la más longeva monarca de la historia del Reino  Unido permanecerá 24 horas en Edimburgo, tras las que será trasladada en avión a Londres, donde a partir de este lunes empezará una semana de honras fúnebres a la persona más destacada de la historia moderna de Gran Bretaña.

Este sábado, el Palacio de Buckingham confirmó que será el próximo lunes 19 de septiembre el día en el que se produzca el funeral de la reina, un día que, tal y como había aprobado su hijo y sucesor, Carlos III, será festivo en todo el Reino Unido.