OPINIÓN

Más playas para perros

Las vacaciones son también el momento perfecto para pasar más tiempo con tu mascota.
Las vacaciones son también el momento perfecto para pasar más tiempo con tu mascota.
Leon Liu / Unplash
Las vacaciones son también el momento perfecto para pasar más tiempo con tu mascota.

Este caluroso verano paseaba durante las vacaciones tratando de no quemarme con la ardiente arena de la playa cuando de repente, y ante mi asombro, me encontré con un pastor alemán fumándose un cigarrillo. Poco después, ya en la orilla, un labrador estaba bebiéndose una lata roja de un conocido refresco de cola; pero no fue lo más llamativo que aprecié ya que tras pasar por una zona pegada a las rocas donde los mejillones y las lapas vivían plácidamente, había un bulldog francés comiéndose un bocadillo deshaciéndose sin ningún tipo de reparo del papel de plata en el que estaba envuelto. Dichosos perros, qué sucios son.

Obviamente, todo esto ocurrió sin aquellos seres peludos como protagonistas, más aún tal y cómo está la legislación en España en la que es prácticamente imposible encontrar una playa donde sean bienvenidos. En nuestro país hay alrededor de 8.000 kilómetros de costa de los cuales se desprenden unas 3.000 playas. En todas ellas, con o sin vigilancia, los humanos pueden bañarse si son conscientes de los riesgos que pueden correr y disfrutan de esas maravillas de la naturaleza sin que nadie les prohíba su estancia. 

Son lugares públicos para gozar. Vivimos en un país donde hay en torno a siete millones y medio de perros registrados, un dato que supone que uno de cada cuatro hogares tenga al menos un ejemplar viviendo en su interior. Contrasta mucho con otro dato, especialmente triste, como es que hay 6,3 millones de niños menores de 14 años. Pero esto es otro tema, aunque la realidad es que hay más perros que niños pequeños. Con todo esto, y sin comparar como es lógico una vida humana y una canina, solamente existen algo menos de 100 playas en las cuales los más peludos de la casa pueden entrar sin que el dueño sea denunciado. Un absurdo que merece una reflexión.

Los dueños tienen que andar jugándosela para poder disfrutar de sus vacaciones junto a un miembro más de su familia. La ley de costas deja en manos de cada ayuntamiento poder tomar las decisiones sobre si pueden entrar o no estos animales, es decir, según le venga al concejal de turno. Es una evidencia que el futuro va encaminado a admitir animales en restaurantes, hoteles, apartamentos o transporte público. Los políticos van sintiendo que es un caladero de votos acercarse a esos ciudadanos que tienen mascotas. Científicamente no hay nada que revele que sea perjudicial en base a la sanidad o higiene de los bañistas compartir espacio con estos seres vivos. Existe una dirección general de derechos de los animales que quizá podría hacer algo más. Con las reglas adecuadas bajo sanción por incumplimiento, no debería haber problemas. Habría que dejar atrás los prejuicios, que estamos en 2022. El papel de plata, por cierto, hubo que recogerlo mientras el protagonista se marchaba con la conciencia tranquila.

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