Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

La guerra entra en el peligro atómico

Dos empleados de la planta nuclear de Zaporiyia han sido detenidos por pasar información a las autoridades ucranianas. Así lo ha hecho público en un comunicado la Guardia Nacional de Rusia. Aseguran que evitaron acciones ilegales que amenazaban la seguridad de la planta y que al violarse los procedimientos de acceso a ellas, se vieron obligados a efectuar los arrestos. La planta nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, está bajo control ruso desde el 4 de marzo. Se encuentra a escasos kilómetros del frente y ha sido atacada en repetidas ocasiones. Tanto Rusia como Ucrania se han acusado mutuamente de ser los autores de los bombardeos más recientes de la planta.
La planta nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, está bajo control ruso desde el 4 de marzo.
Dos empleados de la planta nuclear de Zaporiyia han sido detenidos por pasar información a las autoridades ucranianas. Así lo ha hecho público en un comunicado la Guardia Nacional de Rusia. Aseguran que evitaron acciones ilegales que amenazaban la seguridad de la planta y que al violarse los procedimientos de acceso a ellas, se vieron obligados a efectuar los arrestos. La planta nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, está bajo control ruso desde el 4 de marzo. Se encuentra a escasos kilómetros del frente y ha sido atacada en repetidas ocasiones. Tanto Rusia como Ucrania se han acusado mutuamente de ser los autores de los bombardeos más recientes de la planta.

La guerra entre Ucrania y Rusia no lleva camino de terminar, por el contrario, se agrava a diario con diferentes ataques y se adentra de lleno en el peligro atómico que se viene creando. Era un temor que se venía comentando, pero ahora se convierte en un peligro ante lo que está ocurriendo en la central nuclear de Zaporiyia, considerada la más grande Europa.

Como suele ocurrir en los conflictos bélicos, siempre es difícil precisar las causas y los orígenes de lo que ha convertido a Zaporiyia, una ciudad de setecientos mil habitantes, cuya central nuclear ha sido bloqueada y desconectada por los rusos de la red ucraniana en unas circunstancias que generan una situación de riesgo nuclear grave.

Todo empezó con un incendio, atribuido por el Gobierno de Kiev a un sabotaje ruso, que obligó a paralizar los reactores y lo que resulta más preocupante para los técnicos, que solamente permanezca en funcionamiento un generador diésel fundamental porque es el que enfría los reactores. Un fallo de este generador causaría un verdadero desastre.

La central, entre tanto, permanece ocupada y rodeada por fuerzas militares rusas. La situación de una central nuclear en riesgo así en el centro de Europa preocupa no solo a los ucranianos. El Organismo Internacional de la Energía Atómica (la OIEA), con sede en París, pretende hacer una visita de inspección de a instalaciones para evaluar su situación, amenazada además por alguno de los bombardeos a que está sometida la zona.

Pero los rusos, que utilizan el peligro como un chantaje a Ucrania, se resisten a autorizar la presencia de expertos extranjeros a pesar de que está contemplada en los acuerdos internacionales. Además del peligro existente de que un incidente nuclear agrave los efectos de la guerra, de momento la desconexión de la red rusa ha creado una deficiencia de energía que paraliza la industria de la región del río Dnieper y agrava la situación económica que está sufriendo la población.

Todo ello unido al incremento del miedo a que alguno de los misiles que están cayendo acabe afectando a la central y originando la catástrofe que esto supondría no solo en Ucrania: también en otros países próximos que podrían verse afectados, algo que el Kremlin probablemente considera parte de su estrategia.

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