La verdad sobre San Isidro, según un estudio forense: no era un gigante, pero sí era alto para la época

El cuerpo incorrupto de San Isidro se exhibe en la Colegiata por primera vez desde hace 37 años
San Isidro en la Real Colegiata
Europa Press
El cuerpo incorrupto de San Isidro se exhibe en la Colegiata por primera vez desde hace 37 años

San Isidro labrador no era el gigante que dice la tradición. Un estudio forense ha determinado que el santo medía apenas 1,80 metros y no casi dos metros como se ha dicho por años. 

Otra de las conclusiones de esta investigación, realizada 850 años después de su muerte por el equipo de expertos encargado por la Iglesia, indica que San Isidro no falleció con 90 años, sino que, en el momento de su deceso en 1172, tenía 50 años

Los resultados del estudio serán presentados en Madrid a finales del mes de octubre, pero Ana Patricia Moya Rueda, profesora del Departamento de Medicina Legal, Psiquiatría y Patología de la Universidad Complutense, ha adelantado algunos datos a la agencia EFE, expuestos en la Escuela de Verano de La Granda, en Avilés.  

"Como dice la tradición oral, era un gigante para la época y, a lo mejor, también, se puede considerar que vivió mucho para ser el siglo XII", ha comentado Moya Rueda, que ha dicho que se tiene que ver en el contexto histórico del personaje.

La doctora ha explicado que los cuerpos, como es el caso de San Isidro, se mantienen porque, desde el momento en que se mueren, en un primer estadio, se desecan de una manera relativamente rápida, de tal forma que no se pudren los tejidos.   

El cuerpo de San Isidro es protegido por su valor histórico

Los estudios se realizaron de pequeños residuos del cuerpo de San Isidro, que se conserva en el retablo del altar mayor de la Real Colegiata de San Isidro de Madrid.

El cuerpo del santo es protegido por su valor histórico, por lo cual, los expertos que han tenido la oportunidades de estudiar sus restos, no han podido tomar muestras directas. 

Sólo en una ocasión se ha podido realizar el traslado del cadáver en un féretro especial para hacer un escáner en un hospital, pero fue en una sesión de poco más de una hora.  

“Es impresionante ver unos restos que tienen tantísimos siglos de antigüedad y que se veneran en todo el mundo, con la responsabilidad de hacerlo todo con una delicadeza y un cuidado exquisito”, ha declarado Moya Rueda. 

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