Isidro, un santo madrileño que conserva la piel desde hace nueve siglos

  • Su cuerpo incorrupto estará expuesto desde este sábado y hasta el 27 de mayo en la Colegiata de la calle de Toledo.
Exposición del cuerpo de San Isidro en la Real Colegiata de San Isidro y Nuestra Señora del Buen Consejo.
Exposición del cuerpo de San Isidro en la Real Colegiata de San Isidro y Nuestra Señora del Buen Consejo.
EFE
Exposición del cuerpo de San Isidro en la Real Colegiata de San Isidro y Nuestra Señora del Buen Consejo.

Nueve siglos después de su muerte, el cuerpo de san Isidro Labrador, patrón de los madrileños, permanece incorrupto, con la piel pegada a sus huesos y el cuello flexible, en un estado de conservación "inusual", casi inexplicable por las condiciones en las que fue enterrado, una circunstancia que ha unido a ciencia y religión en un sentimiento común de estupefacción.

Con motivo del 400 aniversario de la canonización del santo, el cuerpo incorrupto de san Isidro se expone desde este sábado y hasta el 27 de mayo en la Colegiata de la calle de Toledo; el mismo día 27 irá en procesión a la catedral de la Almudena y volverá al día siguiente, el 28, para la clausura final del arca, que se producirá el 29 de mayo.

Los coetáneos del santo, desde los señores para los que trabajó hasta los que vivieron con él, coincidieron en que en san Isidro, que siempre demostró deferencia hacia los más desfavorecidos, había algo especial, según Alberto Fernández, delegado episcopal de las causas de los santos de la Archidiócesis de Madrid.

Nada más morir, el santo fue enterrado en la iglesia de San Andrés, en una superficie muy acuosa y húmeda por las corrientes de agua que fluían debajo de él. Durante el tiempo que permaneció allí, en aquel ambiente propicio para la descomposición, su cadáver apenas sufrió daños.

Fue al trasladarlo a una nueva capilla de la misma iglesia, entre la ferviente devoción de curiosos y creyentes, cuando se descubrió que su cuerpo se había mantenido prácticamente intacto, manteniendo la carne encima del hueso, sin corromperse.

Exposición del cuerpo de San Isidro en la Real Colegiata de San Isidro y Nuestra Señora del Buen Consejo.
Exposición del cuerpo de San Isidro en la Real Colegiata de San Isidro y Nuestra Señora del Buen Consejo.
EFE

Y así permaneció durante siglos, impasible ante el curso natural de la biología, desafiando la lógica, hasta que en 1936, por temor a que alguien pudiese profanar el cuerpo, unos sacerdotes decidieron esconderlo en una cripta tapiada de la colegiata de San Isidro, donde reposaban los restos del santo desde 1769.

Cuando terminó la guerra, los clérigos que sabían dónde se encontraba el santo acudieron y volvieron a descubrir el cuerpo.

Ahora, cuando se cumplen 400 años de la canonización del santo, y aprovechando que se expondrá durante los próximos días, la Archidiócesis de Madrid ha tomado la decisión de hacer un estudio forense completo del cadáver, que ha sido encargado a la Escuela de Medicina Legal y Forense de la Universidad Complutense.

El estado preliminar de la reliquia, que ha sido mostrado a los responsables del examen forense, ha permitido establecer que los restos guardan cierta flexibilidad.

Los resultados del estudio, que se harán públicos en septiembre, podrían establecer una radiografía muy completa del cuerpo de san Isidro: desde su estado hasta el momento de la muerte, su edad aproximada, las enfermedades que hubiera podido tener, el estado de las articulaciones, las piezas dentales e incluso una reconstrucción facial a partir del cráneo.

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